Miércoles 19 de Junio de 2019, 20:00 hs.
El pasado miércoles se llevó a cabo la Segunda Noche de Directorio en nuestra Sección. En torno al título: “La interpretación que despierta. Resòn- jaculación” conversaron Adriana Fanjul en la coordinación, Fernando Vitale, Anahí Mallol –poeta, ensayista- y Mónica Boada.
Esa noche entonces, fue la segunda respecto de la primera sobre “La interpretación al pie de la letra”, y antecede a la próxima que será sobre “La interpretación poética”. Y podríamos decir que efectivamente este encuentro ofició de puente, eslabón en esta cadena de tres, y que todos los caminos parecen conducirnos hacia la poesía, a inspirarnos por ella para “intervenir en tanto que psicoanalistas”, como diría Lacan. ¿Pero de qué inspiración se trata? Lacan mismo nos dice que no tenemos “nada bello que decir”.
Y bien, en la mesa del miércoles hubo poesía. Desde el poema “Le pain” (El pan, 1962[1]) de Francis Ponge, que tuvimos la oportunidad de escuchar en su propia voz al comienzo del encuentro. Hasta retazos de poesía china. Pero creo que en acto, los autores dieron cuenta de un esfuerzo de lectura del texto lacaniano como de las referencias de las que Lacan se sirve, en este caso, su uso que hace del término resòn de Ponge como de la escritura poética china. Un verdadero esfuerzo de poesía que tanto en las exposiciones como en el intercambio con el público, se puso en juego en un intento decir -o decir bien-, de qué orden sería el efecto de despertar que una interpretación puede tener o qué implicaría despertar de “la buena manera”, aún cuando sabemos que El despertar con mayúsculas es imposible, en todo caso un sueño más del ser hablante.
Comenzó tomando la palabra Anahí Mallol, quien nos leyó su texto titulado “Ponge, el logoscopio”. Un ensayo de análisis profundo sobre la poética de Ponge. Me interesa destacar algo de su trabajo: hay algo intransmisible. Lo supe porque me fue muy difícil tomar nota, un escrito para ser escuchado -y en todo caso leído- con toda la inocencia de la atención. Destaco esto, por el efecto de enseñanza que puede tener dialogar con otros discursos, otros no-analistas, interlocutores invitados a estas Noches de Directorio. Intentaré entonces transmitirles algunas ideas. Anahí nos fue llevando en el hilo de su discurso por los diferentes modos, o más bien los modos singularísimos, el artilugio de Francis Ponge para hacer con la distancia irreductible entre las palabras y las cosas, produciendo una “poesía nueva”. Esto lo realizó en un doble movimiento, por un lado, se pone de parte de las cosas, realizando un “asedio de los objetos”, intentando aprehenderlo en todas sus dimensiones, los hace hablar y los arranca de su mutismo. Pero al mismo tiempo produce un estallido en el lenguaje. Y sin embargo Ponge va aún más allá: el poema mismo se transforma en una cosa, “un mecanismo de relojería”, “una bomba”. La palabra, un objeto de tres dimensiones que él manipula, en su dimensión oral, gráfica y significativa.
Para finalizar con la exposición de Anahí, quiero pasarles en sus propias palabras la finalización de su texto: “Se abre entonces la palabra en sus resonancias, se vuelve audible lo que no había sido dicho, y esa cosa, que une y separa, pero que, sobre todo, para Ponge, permite el tercer espacio creativo y vivo, el lenguaje, se expande y dice y desdice y da un lugar donde alojarse a un lector extrañado de sí mismo. ¿Esta, mi mano? ¿Esta piedra la piedra que ví alguna vez? Como si invitara o dijera, vamos a mirar y escuchar todo de nuevo, porque ahí, en alguna parte, lo perdido llama, el lenguaje hace sus ecos, tanto como el objeto, y como quien lo contempla y lo dice, sin aspavientos, sin manifiestos, simplemente así, con el permiso de decir, me entrego a este mundo, en este mundo, con objetos, con lenguaje, hago un lugar, un poema, y lo llamo mío, a la vez que lo ofrendo.”
Por su parte, Mónica Boada en su trabajo titulado “Entre sueño y resòn”, nos trajo una cita de Lacan del Seminario 25 para pensar de qué orden de despertar se trataría en la interpretación, donde luego de hablar del psicoanálisis como una práctica de “charlatanería” Lacan dice: “Eso no impide que el análisis tenga consecuencias, él dice algo. (…) “Decir” tiene algo que ver con el tiempo. La ausencia de tiempo, (…) se sueña es lo que se llama la eternidad, y ese sueño consiste en imaginar que uno se despierta (…) no se sueña solamente cuando se duerme. El inconsciente, es la hipótesis de que no se sueña solamente cuando se duerme.”[2] Desmenuzando esta referencia ubicó la interpretación como la inyección de otra temporalidad que la del sueño, que regido por el deseo de dormir “suspende esa relación perturbada del sujeto con su propio cuerpo llamada goce”. Así, la interpretación que despierta, podríamos decir, quedó iluminada por Mónica junto a la fórmula de la interpretación como “decir que hace acontecimiento”[3], agregando: “acontecimiento de cuerpo”.
Por otra parte, Mónica tomó el texto de Ponge donde usó su neologismo, hecho de la condensación entre resonancia y razón, como las dos ocasiones en las que Lacan emplea el término[4]. La resòn es un “entre”, abre un campo, una zona entre cuerpo y discurso, que a diferencia del sueño no suspende esa relación. Para finalizar extrajo diferentes interpretaciones del testimonio de pase de Fernando Vitale que dejaron una enseñanza interesante en cuanto permitieron situar esos momentos del análisis en que una interpretación lo saca del encierro del “edificio de sus razones” haciendo resonar de otro modo el S1 “atascado” en el síntoma. Produciendo al mismo tiempo “un “ahí” o un “es eso” que se siente en el cuerpo”.
Por último, Fernando Vitale nos fue guiando con sus preguntas en la lectura de algunos pasajes del Seminario 24, que se apoya en la noción de síntoma como acontecimiento de cuerpo y en su escritura del nudo borromeo. Fernando situó el movimiento de timón de Lacan respecto de la lingüística en este momento de su enseñanza, cuando dijo que “la lingüística es una ciencia mal orientada”. Y nos invitó a intentar pensar cuál es su inspiración en la poesía, particularmente en la escritura poética china, campo en el que “el sonido y el sentido se unen estrechamente”. Pero entonces, se preguntó, ¿de qué orden es esta relación cuando tomamos el sonido en su función de vehiculizar el sentido? Si el sentido “no llega muy lejos”, si eso es “lo que tapona”, ¿Cuál sería el efecto de sentido real al que apuntaría la interpretación analítica? Si el analista no tiene nada bello que decir, y la interpretación se funda en el chiste, es por una cuestión de economía, nos dice Lacan. Entonces, lo que la escritura del nudo borromeo introduce es la distinción que nos permite hablar de diferentes goces en plural, y no ya de “el goce”. Si el síntoma no se reduce al goce fálico. ¿Cómo “deshacer por la palabra aquello que fue hecho por la palabra”? ¿Cómo lograr que el sentido no se cierre del lado del fantasma? ¿Cómo ampliar ese espacio que hace límite al Otro? ¿Cómo despertar de la buena manera?
“¿Cómo el poeta puede realizar esta hazaña, de hacer que un sentido esté ausente?”[5] se pregunta Lacan. Y responde: “Reemplazándolo, a este sentido ausente, por la significación. La significación no es lo que un vano pueblo cree. Es un término vacío.”[6] Lo que la práctica de la poesía china introduce, junto con otras prácticas como la caligrafía y la pintura, es la realización subjetiva de un vacío. La interpretación analítica, se sirve del sentido – sin sentido, nos dice Fernando, para romper en su máxima equivocidad, la relación sujeto – objeto. Pero esta equivocidad a nivel del sentido que puede introducir la interpretación analítica, señala, como el poeta sugiere, un sentido inequívoco, una especie de puntuación, que agujerea el campo cerrado de la interpretación del fantasma cavando un vacío que hace resonar otro goce, el goce de la vida.
La conversación prosiguió en un caluroso intercambio cuyos ecos continúan resonando…
Estefanía Bonifacio
NOTAS
- El video puede encontrarse en: https://www.youtube.com/watch?v=W0dbhCmV1yY. Contamos para su lectura con la traducción del mismo realizada por Nicolás Vilela.
- Lacan, J.: Clase 1: Seminario 25 “Momento de concluir”, Inédito.
- Lacan, J: El Seminario. Libro 19 “…o peor”, Paidós, Bs As, 2012, p. 229
- Lacan, J: “Función y Campo de la palabra y el lenguaje” y “Hablo a las paredes”.
- Lacan, J: Seminario 24. Clase 10:” La estafa psicoanalítica”. Versión Inédita
- Íbid.