Miércoles 29 de Marzo de 2017, 20:00 hs.
El miércoles 29 de marzo tuvo lugar, en nuestra querida Sección, la primera noche de Directorio de este 2017. Con el título «Más allá del Edipo. Reconfiguraciones de la práctica» se dio apertura, a sala llena, a lo que será un prometedor año de trabajo. Contó en esta ocasión con la presencia del flamante Presidente de la EOL Gustavo Stiglitz sumado a los trabajos de Sonia Beldarrain, Stella López y la coordinación de nuestro Director Christian Ríos.
En primer lugar, escuchamos a Stella quien recorre, sirviéndose de diferentes textos de referencia, la perspectiva freudiana y lacaniana del padre. Padre freudiano y Nombre del Padre lacaniano, deseo freudiano y su más allá. Se realiza, y nos invita a sostener, diferentes preguntas acerca de estos temas: «…nuestra práctica en esta época, ¿es más allá del Edipo, con lo que tiene la expresión de dimensión espacial? ¿O después del Edipo? En la época actual ingresamos en una zona incierta donde no contamos las más de las veces con la referencia al Edipo, incluso su más allá para orientarnos, con la idea de un inconsciente, el freudiano, entendido como un saber eterno destinado a la repetición de lo mismo». Para Stella, la práctica actual es una lectura que apunta a algo real distanciado de la semántica. Para eso intentamos desprender las consecuencias que van del lenguaje a lalengua; del inconsciente transferencial al inconsciente real, del sujeto al parlêtre, inconsciente abierto a la invención, distanciados de la nostalgia de los tiempos edípicos. Un breve recorte clínico dio fin a su exposición.
Luego fue el turno de Sonia Beldarrain. Parte de Freud, de su gran descubrimiento, el inconsciente legible, traducible, descifrable. ¿De qué se sirve Freud para poder leer el padecimiento de un sujeto? Freud arma un mito e inventa una doctrina que le resulta eficaz desde su concepción de inconsciente. Es decir, un aparato de interpretación para el levantamiento de la represión secundaria ligado al sentido. Para Lacan la doctrina del Edipo es algo que la histérica le dictó a Freud y este debería haber escuchado algo más allá, un más allá del Nombre del Padre. Sonia dirá que, en los primeros casos freudianos, el síntoma histérico viene desde antes de la referencia al padre. Lacan toma el mito del padre para devolverle su figura, su función y a partir de él ir más allá. Sonia, retoma una cita de Miller de «Del Edipo a la sexuación»: «La función del Nombre del Padre responde a un uso práctico. La apuesta de un psicoanálisis más allá del Edipo no es menos práctica…Reconocer el Nombre del Padre en su dignidad instrumental implica arreglárselas sin él». Y se pregunta: ¿Qué nos sucede hoy con los pacientes que se presentan sin la novela familiar donde el Nombre del Padre no es el instrumento por excelencia que nos permite saber sobre la operatividad de un discurso? Tratará, finalmente, de darle cuerpo a esta y otras preguntas con la presentación de una viñeta clínica.
Por último, Gustavo Stiglitz señala que el título de la noche ubica un hecho ineludible: el psicoanálisis cambia. Haciendo referencia a una afirmación de J.-A. Miller en su conferencia preparatoria al Congreso de la AMP del 2016, como así también a las palabras de Freud en una entrevista con fecha de 1926 donde nos dice: «la vida cambia, el psicoanálisis también cambia». El psicoanálisis no cambia porque sí, nos dice Gustavo, su destino está íntimamente ligado a la vida, es decir a lo real y, también, a las formas de vida. Hay mutaciones (término que retoma del título de las próximas Jornadas de la EOL), alteraciones, cambios en la vida, en el uso de la lengua, del cuerpo y, por lo tanto, consecuencias que tocan a la relación del cuerpo con el inconsciente, por lo tanto, tocan al psicoanálisis.
Luego de realizar un excelente recorrido por la historia del concepto de mutación en la Biología (como alteración de una secuencia), en la Lengua (salto en la lengua) y en el Teatro (cambio de escena) afirma que «pareciera que las definiciones del concepto mutación tocaran los tres registros –RSI- que constituyen al cuerpo hablante que es afectado por estas mutaciones que, debemos decir, comenzaron a hacerse sentir en la época de Freud y que Lacan supo leer». Desde el «no hay Otro del Otro» del Seminario 6 a «una garantía que falta» en el Seminario 10, son solo algunas referencias que Gustavo utilizó para afirmar cómo es evidente a la civilización que el Nombre del Padre, que era la garantía de ese Otro, no es más que semblante. Pero bien, ya no hay más eso. Mutación, hoy hay nombres del padre, es decir, distintos elementos pueden venir a cumplir con su función. Esa es la verdadera mutación: la revelación de que se trata de la construcción y articulación de semblantes, que en la respuesta de cada uno al real que le toca vivir, se trata siempre de una construcción delirante. En este sentido el «delirio» sería lo ordinario y entonces se impone estudiar en detalle el funcionamiento de tal o cual elemento que hace las veces de Nombre del Padre en cada analizante.
Luego de detenerse en las teorizaciones de Miller referentes a la psicosis ordinaria, Gustavo retoma una expresión de Lacan de «De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis»: «…la juntura más íntima del sentimiento de vida del sujeto» y plantea que «la juntura más íntima» indica que el ser hablante se hace a partir de piezas sueltas y que todo el trabajo de una vida, y de un análisis, es unir, anudar esas piezas, de manera que la vida marche lo mejor posible. Muchas veces se trata de operar en la juntura misma. La juntura también da cuenta de que no todo es semblante, aunque lo parezca. Hay un real que se ubica en la falla misma de la juntura. Una hiancia entre los semblantes a juntar. Nuestra orientación no apunta a negar esa hiancia. El semblante vela, pero también es lo que permite armar un sentido –siempre delirante– que se descifra en el análisis y que permite «ser incauto de un real», que es lo más lúcido para un cuerpo hablante.
Innumerables preguntas y aportes que el público formuló a la mesa se fueron sucediendo en un clima de entusiasmo y cordialidad que terminaron de dar forma a una noche donde el psicoanálisis de la orientación lacaniana fue nuevamente interrogado desde sus argumentos hasta su práctica. «Más allá del Edipo. Reconfiguraciones de la práctica» fue el puntapié inicial de un recorrido que seguramente nos encontrará trabajando en esta misma sintonía.
Mariano Peiró