Contribuciones
La siguiente cita de Jacques Lacan ha sido propuesta a Patricia Moraga, Silvina Molina y Paula Lagunas para inspirar las contribuciones que siguen:
«¿No sabemos acaso que en los confines donde la palabra dimite empieza el dominio de la violencia y que reina, ya allí, incluso sin que se la provoque?» Lacan, J.: «Introducción al comentario de Jean Hippolite» (1954). Escritos 1, Siglo XXI editores, Bs. As.
Contra el silencio por Patricia Moraga
Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP)
El hombre violento es silencioso, no se dirige al Otro. Sade, en cambio, con sus escritos se dirige al Otro. Los libertinos sadianos hablan el lenguaje de sus víctimas, describen minuciosamente los tormentos que les infligen, les quitan la palabra, hablan por ellas.
A diferencia del libertino sadiano, el torturador es silencioso porque su goce se escuda en el poder del Estado en el que se autoriza. Hay violencia –señala Miquel Bassols– siempre que el ser hablante es reducido a objeto sin palabra. También la hay cuando se decreta qué vidas merecen duelo y cuáles no.
Jacques Lacan dice: «¿No sabemos acaso que en los confines donde la palabra dimite empieza el dominio de la violencia, y que reina ya allí, incluso sin que se la provoque?»1. Hay violencia cuando se rompe el pacto simbólico de la palabra y surge la pulsión de muerte. Sólo en este sentido cabe equiparar silencio y violencia.
Además, no toda acción violenta es un acto violento. Sólo lo es la que produce una modificación del sujeto. Y Jacques-Alain Miller contrapone la violencia como goce pulsional y la violencia que el S1 de lalengua impone al cuerpo. Entonces, ¿no convendría también introducir distingos en lo tocante a interpretar la violencia, tales como localizar si tuvo lugar (o no) un acto violento, o interrogar qué interpretación iría en contra del efecto mortificante del S1 y a favor del goce de la vida?
Como analistas ciudadanos, debemos combatir el silenciamiento de los seres hablantes, despertarnos y despertar, en cada caso, de los discursos violentos.
NOTAS
- Lacan, Jacques: «Introducción al comentario de Jean Hippolite» (1954), en Escritos 1, Siglo XXI editores, Bs. As.
Límites y deslices de la palabra por Silvina Molina
Asociada a la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) Sección La Plata
Si en «los confines donde la palabra dimite»1 comienza el dominio de la violencia ¿cómo pensar la táctica en ese confín a la vez prehistórico y tan actual? De la lectura de un texto de Romildo do Rêgo Barros, titulado «La violencia y sus límites»2, recortaré dos señalamientos, uno: no toda la violencia puede ser considerada como una «pura manifestación de la pulsión de muerte», dos: no debemos pensarla desde la «ideología universal del diálogo»3 ya que esto degradaría la función misma de la palabra.
Lacan, en su clase del 11/1/1977, nos propone pensar la táctica a partir de la poesía y de sus efectos. Ahora bien, si definimos a la poesía como la violencia ejercida contra el uso establecido de las palabras, esto tiene una virtud indicativa sobre el uso de la interpretación. Por lo tanto, podemos afirmar que no toda violencia debe ser desdeñada y que no siempre la interpretación y la violencia son dos órdenes heterogéneos. Me parece que allí reside el poder de la palabra, la violencia poética de la misma, un modo de no degradar su función, ya que no se trata de cualquier palabra sino de esas que hieren al cortar y que apuntan al no hay relación sexual.
Además, me gustaría resaltar que tampoco es tan fácil que la palabra dimita, sino ¿por qué después de tantos cortes y de algunas heridas uno no cesa de hablar? Si la experiencia analítica nos tendría que conducir hacia una letra en el confín de lo simbólico, entonces, ¿No es del orden de lo necesario que la palabra vuelva a dimitir para nombrar el goce? Ahí, ¿La palabra encuentra su límite o su desliz?
NOTAS
- Lacan, Jacques: «Introducción al comentario de Jean Hippolite» (1954), en Escritos 1, Siglo XXI editores, Bs. As.
- Do Rêgo Barros, R. «La violencia y sus límites», en Revista Consecuencias, Revista digital de Psicoanálisis, arte y pensamiento. Edición Nº12, Mayo 2014, www.revconsecuencias.com.ar
- Idem
El discurso de la violencia por Paula Lagunas
Asociada a la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) Sección La Plata
Usualmente ubicamos al discurso del lado del semblante y del Nombre del padre, no del lado de lo que mata sino de lo que regula, sin embargo «discursos que matan» fue la temática abordada en el foro Zadig en Bruselas. Eric Laurent en el Boletín OCI 7 de ENAPOL1 nos invita a la lectura de los textos preparatorios de dicho foro que nos aportan otra perspectiva sobre el tema.
¿Un discurso también puede producir violencia? En el foro se abordan las consecuencias de los discursos segregativos y racistas reinantes en la política actual. Dice allí Miquel Bassols: «Y la primera violencia más o menos encubierta es la que perpetra un discurso cuando adormece al ser hablante hurtándole a él el poder de la palabra, reduciéndolo a un objeto sin palabra posible. Y eso es algo que puede hacerse también con las palabras, con la violencia propia de la palabra cuando actúa en los límites de lo simbólico»2
Jacques Lacan en el Seminario 17 nos enseña que un discurso excede la palabra que en él puede aparecer. La palabra se presenta como algo posible de dimisión y de poder. La transferencia y el amor brindan a veces la oportunidad de un nuevo uso de la misma, una palabra que valga ser dicha.
NOTAS
- Eric Laurent en Boletín OCI 7 de ENAPOL (video)
- Miquel Bassols. «Killing Me Softly… «. En zadiginbelgium.wordpress.com