Contribuciones
Parlêtre– ficciones
Christian Ríos
El título de nuestras próximas Jornadas tensiona tres términos: cuerpo, goces y ficciones. Sabemos que la noción de cuerpo no es unívoca en la enseñanza de Lacan y que sus reformulaciones afectan el par el significante-goce, como así la forma de entender la experiencia analítica y la dirección de la cura.
El cuerpo abordado desde la última enseñanza de Lacan, en tanto cuerpo hablante, no solo nos permite salir del binarismo inconsciente-pulsión [1], sino que también nos brinda una nueva forma de reubicar el goce y las ficciones.
Ahora bien, situar el goce a partir del cuerpo hablante, implica también distinguir dos dimensiones: el goce del cuerpo y el goce fuera de él, es decir el goce de la palabra o goce fálico.
Por su lado, las ficciones podríamos ubicarlas en relación con los registros imaginario y simbólico, ya que, en tanto articulación significante, constituyen una elucubración de saber o defensa contra lo real del goce. Recordemos que para Lacan la verdad tiene estructura de ficción y la misma no puede ser sino mentirosa frente a lo real.
Desde esta perspectiva, cada ficción entraña un real. Algunas de ellas son más conocidas por los practicantes del psicoanálisis ─el fantasma y su novela edípica─, mientras otras que no responden al Nombre del Padre se erigen como verdaderas invenciones-soluciones, tendientes a enlazar lo real y el sentido.
Seguramente, el 28 de octubre será una excelente ocasión para investigar, conversar y compartir experiencias sobre este tema que hoy convoca.
NOTAS
- Miller, Jacques- Alain: «Habeas Corpus». Presentación del tema del XI Congreso de la AMP. Ciudad de Río de Janeiro, año 2016. Disponible en http://www.wapol.org/publicaciones/images/articulos/2775/16-07-04_Habeas-corpus_ES.pdf
La economía de los goces
Gerardo Arenas
La economía del goce [no está] al alcance de la mano. Sería bastante interesante alcanzarla. A partir del discurso psicoanalítico se vislumbra que, acaso, tengamos alguna probabilidad de encontrar algo al respecto.
Jacques Lacan, Aun.
Freud quiso mostrar que el aparato psíquico está sometido a la economía de cierta magnitud x que se redistribuye sin que su total cambie, en consonancia con el hecho clínico de que, cuando el análisis reduce el goce que alimenta al síntoma y aniquila el sentido por el cual éste se repite, devuelve al analizante ese goce de la vida que el síntoma le había quitado.
Su modelo cosechó innumerables logros, sólo opacados por el erróneo prejuicio de considerar que esa economía admite un principio de placer, y dejó varias cuentas pendientes a partir de Inhibición, síntoma y angustia. Lacan las retomó, remplazando las tres concepciones que Freud dio de la x (monto de excitación, quantum de libido, satisfacción pulsional) por otra: la del goce. Así, en «La tercera» propuso su propio modelo de una economía rectora de los goces, planteó una tópica de los mismos apoyada en el enlace borromeo entre registros, y mostró cómo el conjunto respondía a una dinámica dependiente de dos modos de interpretar.
Esta verdadera metapsicología, que anuda el goce fálico con el goce del sentido y el goce de la vida, dista de estar acabada. Nuestras cuartas Jornadas serán una excelente ocasión para interrogarla, criticarla y enriquecerla.
Un Goce Otro que soporta lo Imaginario
José M. Damiano
Uno de los ejes que el argumento nos propone trabajar para las próximas jornadas, destaca la partición entre el goce en el cuerpo y el goce fuera-de-cuerpo señalado por Lacan en su última enseñanza. Considero que su interés puede residir en indagar cómo funcionan en un síntoma y cómo el tratamiento analítico puede o no favorecerlas. Por ejemplo, si el goce en el cuerpo vinculado a lo imaginario protege del estallido de la pantalla producido por el goce fálico.
Durante este año con otros colegas de la Sección venimos investigando –en los textos y en la clínica– la incidencia de esos goces en el cuerpo del hombre, hasta ahora estudiado solo en relación al goce fálico fuera-de- cuerpo.
Sin embargo, las sorprendentes ideas que hallamos en el último Lacan nos permiten poner en valor un Goce Otro que Lacan llama peniano en su Seminario 23: «el goce llamado fálico no es, por cierto, en sí mismo el goce peniano. El goce peniano surge con respecto a lo imaginario, es decir, al goce del doble, de la imagen especular, del goce en el cuerpo». [1]
Goce Otro vinculado a lo imaginario y que no es el goce femenino. Goce que se siente en el cuerpo (no fuera) y constituye un narcisismo sin relación con el Otro.
Goce que soportaría realmente el imaginario corporal más allá del Nombre del Padre.
Goce que según nos propone Eric Laurent en El reverso de la biopolítica, sería decisivo para poder tener un cuerpo.
NOTAS
- Lacan, J.: Seminario 23, El Sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006, pág. 55.