Miércoles 20 de Octubre de 2021, 20:00 hs.
La tercera noche de carteles de la EOL Sección La Plata, se realizó el 20 de octubre, vía zoom. Aníbal Leserre, Mariela Lorenzi y Camilo Cazalla, bajo la convocatoria “El Cartel y el Pase”, expusieron sus trabajos con la coordinación de Gabriel Tanevitch y la animación de Belén Zubillaga.
Las noches de este año estuvieron acompañadas por la imagen del grano de arena en el molusco, imagen que permitió una despedida con el brillo nacarado de nuestro último encuentro.
“El Uno entre y con otros” fue el título elegido por Camilo Cazalla, quien situó al Cartel y al Pase como dos dispositivos que remiten a la invención singular de Lacan, destinados a agujerear la dimensión Sujeto Supuesto Saber. Cazalla se pregunta, entonces, si estas invenciones no responden a la propia experiencia de Lacan en la IPA y su consecuente excomunión. Para esto, coloca de relieve dos significantes: “solo y cada cual”; el primero, extraído del Acta de fundación de 1964, el segundo, de la función del Mas Uno.
Por su parte, en “La invención en los confines”, Mariela Lorenzi plantea la invención, tanto en el Cartel como en el Pase a partir de un producto final, un escrito, preguntándose si en éste se puede verificar que hubo un efecto de formación y, además, si el mismo es una “elaboración provocada” por el Cartel. Asimismo, propone si en un análisis hay efectos de invención y cómo el testimonio de pase da cuenta de ello. Lorenzi se sirve de tres textos: “El futuro del mycoplasma laboratorium” de J. A. Miller; “En los confines de la memoria” de L. Gorostiza, y del testimonio de J. Assef, a los fines de demostrar cómo la invención es hacer algo nuevo con lo que hay, mientras que, en el cartel, sobre el fondo de lo ya sabido se produce algo inédito.
En tanto, Aníbal Leserre plantea “algunas consideraciones”, ubicando Cartel y Pase “en el marco común” y en el devenir mismo del psicoanálisis. Ambos dispositivos encuentran su anclaje, su razón de ser en relación con el concepto de Escuela y la formación permanente, anclaje fundamentado en la imposibilidad de definir qué es un analista por criterios estándares que valgan más allá de la experiencia singular. Tanto Cartel como Pase son entendidos como “instrumentos” para abordar la paradoja de esa presencia de analista “sin saber” que es un analista. Ambos dispositivos nos interrogan sobre el semblante de saber, apuntando a poner en juego el deseo de saber.
En una segunda consideración, Leserre invita a escribir tres puntos suspensivos, antes y después de Cartel y de Pase: …Cartel…; …Pase…, señalando así la existencia de un lugar vacío y dando lugar a la contingencia, a la posibilidad de inventar. Así, el “rasgo de interés” es la puerta de entrada en el Cartel, en tanto, en el Pase, es un recorrido singular bordeando lo imposible de decir. Ambos dispositivos apuntan, desde ese núcleo de vacío, a ser la puerta de entrada de la Escuela, siendo así dispositivos de puertas abiertas, y aunque el Cartel es un conjunto reducido, se inscribe en un conjunto más amplio que es la Escuela como comunidad. De este modo, comparten el carácter de “elaboración provocada”, nutriéndonos de sus consecuencias políticas, clínicas, epistémicas. Leserre recuerda cómo llamamos incidencias a estas consecuencias y principios, y propone otra anotación: x+1, donde x nombra incidencias, consecuencias y los principios que sostiene Cartel y Pase, mientras +1: “extraer una en más” en tanto la experiencia no cese.
A su hora, Belén Zubillaga, de cada exposición, destaca ciertos aspectos que dan lugar a un ida y vuelta sostenido entre el público y la mesa.
Expongo aquí solo algunas resonancias -cada uno tendrá las propias- y cito a Leserre: “el enigma tiene una respuesta, pero no es la solución: siempre queda un residuo” (quizás como grano de arena).
En principio, destaco la tensión presente entre Institución y Escuela que advierte que, en ésta última, nadie debe infatuarse ni degradarse en función del lugar que le toque ocupar, no se trata de jerarquías. En el devenir de la noche, se formuló cómo Cartel y Pase son tomados en un trípode con la Escuela: los tres bordean un vacio.
Por otra parte, lo que se entiende como “elaboración provocada”, tanto en el Cartel como en el Pase, dio lugar a diferentes participaciones que señalaron la distinción entre transmisión y conocimiento. En cuanto a la relación entre escritura e invención: ¿Puede pensarse una invención sin escritura, dado que ésta establece el lazo a otros? Aun cuando el trabajo en un Cartel concluya con un producto escrito: ¿Cómo preservar en éste el instante de ver? ¿Lo que no se puede decir, se puede escribir? ¿Cómo pensarlo desde el instante de ver, desde la soledad creativa, desde la elaboración provocada?
También se jerarquizó la pregunta acerca de qué es un efecto de formación, quedando, entre otras, la idea de que es aquel que solo podrá plantearse en un après-coup. Rescato aquí una frase de Leserre: “cuando hay una respuesta a la pregunta que no le viene del Otro consistente”.
En tanto condición sine qua non: ¿El rasgo, es lo que se declara, o se conforma cuando constituye una pregunta “auténtica”? Es el rasgo que -como operación de interés, marca de lo subjetivo- constituye a alguien como sujeto cartelizante y, de esta forma, deviene la puerta de entrada en el Cartel.
Me quedo con un último eco: la incertidumbre como momento de ver puede provocar la elaboración en un lazo a los otros, y el retorno que nos viene de los otros permite verificar que no estamos solos con nuestro goce.
Para finalizar, destaco que varios participantes articularon los tres puntos suspensivos y la forma de los dispositivos con el tema de nuestras próximas jornadas: “El No-todo y el analista”.
Stella López