El trabajo en carteles modificó mi relación con el saber Fundamentalmente afectó cierta aspiración por encontrar en la teoría las respuestas, todas, que pudieran orientar mi práctica; aspiración de un saber completo que suturara la inquietud producida por lo no sabido puesto en juego en el encuentro con la clínica.
Recortaré mi experiencia en dos carteles. El primero, de hace unos años, cartel interrumpido en el que no hubo producción escrita, pero que, sin embargo dejó en mi una marca imborrable: a partir de una «contradicción» encontrada entre dos afirmaciones que Lacan realizaba en uno de sus seminarios, y la interrogación por querer aclararla de manera certera. La respuesta del más uno fue: «Si, es una contradicción, Lacan no la resuelve, habrá que soportarla».
Fue un primer paso, una primera elaboración en mi relación con el saber. Poder soportar la contradicción, hacer de ella un nuevo punto de partida que relanzara el trabajo, sin desconocerla, sino incluyéndola, sin aspirar a verdades últimas.
Actualmente formo parte de un cartel que inicia su segundo año, constituido por cartelizantes que no nos conocíamos demasiado desde antes, y con quienes no habíamos compartido espacios de trabajo. El más uno fue propuesto por uno de los cartelizantes, acepté. Es un cartel marcado por la heterogeneidad y por la provocación del más uno, y desde allí extraigo la riqueza que encontré en él. Mi rasgo es «La producción del vacío», pensada como operación del analista, como modo de intervención que posibilita, propicia.
Puedo ubicar cierta continuidad en lo que ha sido desde el inicio de mi práctica lo que me ha interrogado y causado: lo innombrable. La palabra y el saber funcionaron como modos de abordarlo y «resolverlo». Mi trabajo en carteles me permitió operar con el saber de otro modo, hacer lugar al no-todo, al saber agujereado y poder realizar un trabajo desde allí. Si en un principio lo no sabido resultaba un problema a solucionar sin fisuras, el modo de trabajo en cartel puso en acto para mí la posibilidad de un trabajo que se organiza a partir del vacío, que lo incluye, y lo pone en lugar de causa.
Podría situar que en ambos carteles, el lugar del más uno fue decididamente inconsistir la pretensión de un saber que proporcione todas las respuestas, haciendo lugar a la contradicción, a lo no resuelto, y propiciando un trabajo que permita encontrar el modo propio de hacer algo con el saber que no resulte aplastante. Es así que el cartel me ha puesto en relación a un saber no-todo.
Recortando: un primer momento, en el que la «ilusión» era completar el agujero en el saber; un segundo momento, intentando soportar este agujero (primer cartel), que se enlaza al momento que transito en el cartel actual, en el que lo que causa mi trabajo se ordena en relación a cómo operar con el vacío, sin desconocer el agujero en el saber. Finalmente, sería como una «positivización» del no saber, y poder hacer uso de él.
Cecilia Valfiorani