Miércoles 14 de abril de 2021, 20:00 hs.
Parte I – “No hay Otro del Otro”
El pasado miércoles 14 de Abril, en una virtual y concurrida noche, se dio comienzo al trabajo del año en la EOL-Sección La Plata.
José Lachevsky, actual director, agradeció la presencia dándole carácter de renovada apuesta a la elección del tema, producto de un trabajo colectivo entre Directorio e Instancia Diagonal.
Transmitió que orientados hacia el próximo Congreso de la AMP “La Mujer no existe” y sin perder de vista la historia epistémica de la Sección, la dirección debe ser entre lo novedoso y lo desconocido; interrogar la práctica abordando el no-todo en intensión y extensión.
Expuso cómo Lacan hizo extensiva esta lógica del no-todo presentando una cita de “La nota italiana” en la que afirma: “es del no-todo de donde surge el analista”. En concordancia con una cita de Jacques-Alain Miller de “Piezas sueltas”, capítulo “El no todo de Lacan” donde dice: “Sucede que el no todo concierne también a los analistas”.
De ese modo se invitó a la comunidad analítica de la EOL-Sección La Plata a indagar, con esta lógica, la enseñanza de Lacan y verificarla en sus consecuencias clínicas y políticas.
¡Esa es la propuesta!
Augurando “entusiasmo analítico” paso la palabra al actual Presidente del Consejo Estatutario de la EOL, y amigo de la casa Luis Tudanca. Con su estilo singular, hizo una animada lectura en cuatro pasos de los indicios del no-todo en Lacan hasta el Seminario XI.
I. Posición no todista.
En primer lugar, ubica el concepto de acting out y su fórmula “te deseo aunque no lo sepa”, en la cual lee la posición no todista del lado del analista.
En El Seminario 5, a propósito de la posición del hombre, precisa el “ser su propia metáfora” y ubica que debe consentir con una especie de metamorfosis, ya que el hombre en su parte “ridícula” no tiene recursos para intervenir del lado del límite. Debe feminizarse para entrar en la escena de la furia femenina.
Con énfasis Luis afirmó: -Lacan no nos dio la receta nos dio la orientación-.
II. Un intervalo por el deseo.
A partir de subrayar la infinitud en las variadas definiciones del deseo, nos invita a hacer algunas diferencias entre el Seminario 10 y 11. Ubica en El Seminario La Angustia lo que Lacan esperaba del análisis: “la infinitud del deseo debe ser reducida”. Mientras que en El Seminario 11 hay un desplazamiento, pone el infinito del lado del sujeto ya que el desciframiento eterno es el riesgo. Plantea ahí pensar: “la finitud del deseo es no todista” y agrega a continuación la idea Milleriana del analista como “reductor del deseo”.
III. Volver al amor calmada la furia.
Tudanca interrogó el término inconmensurable y nos invita a preguntarnos qué tipo de infinito podemos ubicar ahí.
Con ánimo de indagar situó las conocidas, no por eso menos complejas, definiciones de Lacan acerca del amor: “El amor es dar lo que no se tiene a quien no lo es” recordando que lo que se da, de entrada, es una imposibilidad. Diferenciándolo del “dar nada”, que hace vecindad con la frase de El Seminario 19 “te demando que rechaces lo que te ofrezco porque no es eso”.
Desde esa perspectiva se retoma la definición de El Seminario 10 “solo el amor permite al goce condescender al deseo” poniendo el énfasis en este aforismo sobre el término “condescender”.
A partir de estas definiciones del amor subrayó el uso que hace Lacan de los tres términos y la importancia del lugar del amor como medio.
Si pensamos el no-todo del lado de un tejido posible, se pregunta – ¿el amor teje? – “solo el amor, como no todo, teje entre el goce y el deseo”.
IV. Volver al deseo calmado el amor.
Abre la pregunta: por qué Lacan usa el término “condescender”.
Avanza y lo define: “acomodarse o adaptarse al gusto y voluntad del otro”.
Recuerda la frase de El Seminario 20 “las mujeres se acomodan incomodándose al deseo de un hombre”, hace la distinción respecto del condescender, acentuándolo como un “consentir”, no como acomodarse por necesidad u obligación. “Solo el amor permite al goce consentir al deseo, un deseo singular”.
Tudanca se detiene sobre el término goce, a la altura de El Seminario 7 y 11, y su articulación con el concepto de deseo. Distinguió el deseo articulado a la pulsión, como un deseo pesado y el no articulado a la pulsión como un deseo vacío, y a modo de conclusión el deseo como insatisfecho. Deseo estructuralmente loco que “fogonea” a la pulsión y hace virar hacia los excesos.
Nos propone entonces, como orientación, el amor como freno a ese “fogoneo” … el amor de transferencia.
Y así en esta primera Noche de Directorio José Lachevsky y Luis Tudanca dieron inicio al rumbo de trabajo para nuestra Sección.
Ana Simonetti