Miércoles 21 de noviembre de 2018, 20:00 hs.
El miércoles 21 de noviembre, en la EOL Sección La Plata, bajo el título “Fin de análisis y posición del analista” tuvo lugar la última Noche de Directorio de este año 2018.
Ante una numerosa presencia de interesados, la mesa contó con las presentaciones de Belén Rodríguez, Ana Piovano y Fabián Naparstek, además de la coordinación de Manuel Carrasco Quintana.
La primera en tomar la palabra fue Belén Rodríguez quien presentó su texto bajo el título “Sobre el deseo del analista. Algunos hilos” e hizo hincapié en lo desarrollado por Lacan en el Seminario 11 sobre el deseo del analista, destacando la modalidad del no-todo con la que Lacan abordó siempre este tema central para nuestra práctica, señalando como eje central la importancia de que el analista conozca “en torno a qué gira el asunto en un psicoanálisis” [1]. Finalmente, el trabajo de Belén retomó la máxima lacaniana del deseo del analista, no como un deseo puro sino como la obtención de la diferencia absoluta. Antes de adentrase en este desarrollo se interrogó acerca de qué sería un deseo puro y a partir del cuento de Alphonse Allais , Un rajá se aburre [2] –citado por Lacan en el Seminario 7–, delimitó el deseo puro como aquel que “busca su objeto, hasta encontrarlo, en lo real, bajo la especie de sacrificio y/o asesinato”. En un segundo momento, pudo abordar lo impuro del deseo del analista no sólo en la condición de mantener la distancia, la máxima diferencia, entre el I y el a, sino también en la introducción de los signos de amor en su deseo, tal como surge de las palabras de Lacan cuando apunta a esta impureza marcada por “la significación de un amor sin límites”. [3]
A continuación, escuchamos el trabajo de Ana Piovano, titulado “Saldo cínico y fin de análisis” quien partió de una intervención de Jacques Alain Miller en una conversación sobre “Temas de Escuela” [4] en la que cuestiona hasta qué punto debe llegar el cinismo analítico, para centrarse luego sobre el “fin” y el “saldo” de la experiencia analítica.
Tras diferenciar el cinismo actual –más ligado a la canallada– al de la antigua Grecia, nos recordó que Lacan utilizó por única vez la expresión “saldo cínico” en la “Reseña del Seminario: El acto psicoanalítico” [5], luego del mayo francés. En un segundo momento, se
detuvo en la etimología del significante saldo y su concepción económica para centrarse en la pregunta sobre cómo transmutar el saldo cínico en cierto reenganche con el Otro. En consecuencia, postuló al saldo cínico como efecto estructural del tratamiento psicoanalítico del goce, señalando que “la concepción del fin determina el modo de pase. Lo que permite la salida del impasse es el lazo a la Escuela”. Así, cada testimonio operaría sirviéndose del saldo cínico y a contrapelo de su usufructo.
Finalmente tomó la palabra Fabián Naparstek quien luego de reconocer lo trabajado por sus compañeras de mesa, puntualizó la primera formulación de pase en Lacan que, implicando la formulación del deseo del analista y el atravesamiento del fantasma, se articula a lo que Miller denomina “el problema de la alienación y la solución de la separación”. Remarcó entonces que la solución-separación podía desembocar en el riesgo del cinismo, frente al cual el dispositivo del pase opera como un antídoto. Así, frente a lo que él denomina “el final por desenlace” –que implica el desenganche del Otro– señala que el último Lacan vuelve sobre sus propios pasos al proponer la identificación al sinthoma. Si la primera propuesta lacaniana del pase coincidía con el pasaje de analizante a analista, se abre la pregunta sobre cómo pensar el deseo del analista desde la última enseñanza de Lacan. Al respecto nos propone pensar que, ahí donde –en la primera propuesta– el analista cae en el lugar de desecho, en la última enseñanza se postula algo del analista vivo. La introducción del cuerpo en el análisis tendría como consecuencia el pasaje del sujeto al parlêtre, del Nombre del Padre a la père–version del padre. Es por ello que –nos dice– en el último Lacan hay algo del “cuerpo a cuerpo” respecto a la posición del analista, que es preciso no sólo verificar respecto al fin de análisis sino en el transcurso mismo de la cura.
A partir de allí se dio la palabra a los presentes, quienes con sus intervenciones y preguntas fueron delimitando los ejes de la conversación posterior.
Camilo Cazalla
NOTAS
- Lacan, J.: El Seminario, libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1999, pág. 239.
- Allais, A.: Un rajá que se aburre [minicuento], en https://ciudadseva.com/texto/un-raja-que-se-aburre/
- Óp. Cit. n°1, pág. 284.
- Miller, J.-A.: “Temas de Escuela”, Uno por Uno 27-28, Buenos Aires, 1992.
- Lacan, J.:“EL acto psicoanalítico. Reseña del Seminario 1967-1968”, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012.