Integrantes: Josefina Barandiaran, Virginia Baroli, Natalia Cejas, Marcela Finocchi, Yasmina Romano, Soledad Salvaré, Gabriel Tanevitch, Ramiro Tejo.
Responsables: Silvia Ávila – Christian Martín.
La universalización de la diferencia y una apuesta por lo singular
Se nos ha propuesto trabajar en relación al título: «Tragedia y destino en la cura psicoanalítica». Uno de sus ejes reunía tres términos: «Neurosis de destino, ‘las excepciones’, wokismo». Pronto advertimos que el último de ellos no hacía serie con los demás: wokismo. ¿Qué relación podía tener con los dos anteriores?
Detuvimos nuestra atención en «las excepciones»[1] freudianas, el planteo acerca de la posición de la que se trataba en esos sujetos nos traía resonancias muy actuales. En esa caracterización Freud toma el caso de Ricardo III, de Shakespeare, poniendo de relieve el modo en que el perjudicado se torna perjudicador en nombre de lo padecido, mostrándonos cómo el odio más cruel puede encenderse y pretender validarse en el daño sufrido[2]. Deduce que la noción de excepción se presta a ser universalizada, en tanto se produce cierta «identificación con el héroe». Hay en cada uno un eco de esa posición subjetiva respecto del goce, sostenida en los términos de la injusticia y del derecho imprescriptible, hasta la negación de los derechos del otro.
Shakespeare hace pasar la desvergüenza cínica de Ricardo III, produciendo una simpatía con lo rechazado en el espectador. Freud deja allí una indicación a tener en cuenta en los tiempos que corren.
La época
La evaporación de las referencias simbólicas e identificatorias, de la mano de la ciencia y el capitalismo, y con ella de los vínculos sociales en que los cuerpos son atrapados, trae aparejado consecuencias que podemos ir relevando tanto en quienes acuden a la consulta como en nuestras prácticas en extensión.
Entre estas últimas se cuenta la creciente multiplicación de movimientos identitarios. Tal es el caso de los «célibes involuntarios» de la ultraderecha[3], Incel, que hoy constituyen la mayor cybercomunidad del mundo, por donde se intercambian odio e incitación a la violencia contra las mujeres y los varones que «tienen éxito con las mujeres». Su referente Elliot Rodger, caracterizado como furioso por su virginidad, fue canonizado en el mundo Incel, luego de asesinar a 6 personas: los grupos de todo el mundo le rinden tributo a su memoria.
La nota local es que por estos días debieron suspender una fiesta en la facultad de Exactas, bajo la amenaza de un joven que juró ir con su escopeta.
Lo real de la cicatriz que deja la evaporación del padre es lo esencial de su lógica, una segregación muy especial que podría formularse como »un luchar por un nosotros que se funda por aniquilación de otros»[4]. Sabemos que cuando la extimidad del goce se rechaza, ella retorna en la figura del enemigo odiado de la peor manera.
El wokismo
El wokismo, por su parte, es un movimiento actual de reivindicación de minorías nacido en las universidades americanas, que toma forma como reivindicación extendida más allá de sus límites, a partir del episodio de la muerte de George Floyd y del movimiento «Black Lives Matter». Su inserción en nuestro medio está ligada a los temas de sexualidad y género[5].
El aspecto que nos interesó de este movimiento es el de la «cultura de la cancelación». M-H Brousse, enfoca este asunto, de amplio debate actual, en articulación con la incidencia en el lazo social de la circulación del saber a partir de las modificaciones tecnocientíficas.[6]
Como ha planteado J-A Miller[7], con el mundo virtual el saber que antes era un objeto que había que ir a buscar al campo del Otro, pasar por una estrategia con respecto a su deseo, se encuentra disponible ahora de forma automática. Está al alcance de cualquier dispositivo. De manera que las instituciones de referencia encargadas tradicionalmente de la transmisión de ese saber ya no lo tienen estrechamente a cargo.[8] De una modificación de este orden se pueden deducir, del planteo de Brousse, dos consecuencias: todas las opiniones valen y a cada cual su autodiagnóstico.
En paralelo a esta incidencia[9] de lo digital en los lazos, se va articulando la «cultura de la cancelación». Se encuentra presente, entre otros aspectos, en el imperativo de las psicoterapias en auge actual que conmina al parlêtre a «anular los elementos dolorosos de su propia historia», prevaleciendo sobre el psicoanálisis. Es en términos de discurso que el uso de la cancelación se extiende, es la base del movimiento woke, que «exige una humanidad sin historia». [10]
Lo trans
Hemos recortado algunas consideraciones de interés del Observatorio de Género, Biopolítica y Transexualidad. Se trata de un entrecruzamiento entre cuerpo y época que puede leerse como una de las formas que ha tomado el malestar en la cultura, en su hueso estructural e insubsumible[11].
En términos de discurso se promueve, como veíamos antes, erradicar el malestar propio del ser hablante y el malentendido entre los sexos. Proponiendo nombres que declinan al infinito en un intento por amalgamar significante y goce, por una versatilidad del cuerpo y el semblante que no encuentra tope que agujeree la multiplicidad de respuestas ilimitadas[12].
Ansermet dirá que el fuera de norma para todos es un relativismo vuelto totalitario, una voluntad de universalización de la norma diferente. Una afirmación de nuevas identidades donde cada uno quiere colectivizar su diferencia, su propia norma, hasta imponerla.[13]
En la cura
En esta investigación hemos trabajado alrededor de presentaciones actuales, del sufrimiento del parlêtre frente a la irrupción de un goce que provoca desarreglos de su imaginario corporal, como también dificultades para asumir una posición sexuada.
Un joven trans, localiza de entrada su trauma: haber roto con quién fue su compañero desde su más temprana edad. Hubo un quiebre del que no puede dar cuenta, lo remite a un agujero.
Esa caída de su sostén imaginario, lo lleva a una serie de fenómenos en el cuerpo que nombra como ataques de pánico. Sin coordenadas significantes en las que pueda situarse verifica un desarreglo de su imaginario corporal. Episodios que lo conducirán incluso a una internación domiciliaria, en momentos en que su familia cuestiona su disconformidad con su género. Son momentos en que siente que su derecho a la autodeterminación es vulnerado.
Quien lleva adelante la escucha interviene, con la anuencia del joven. Les dirá a sus familiares acerca de la importancia que tiene para él que sea respetada su decisión, no ser cuestionado. Se trata de una apuesta para estar mejor con los vínculos familiares. De ello resulta un cambio notable en esos lazos, ceden los desarreglos del cuerpo.
Su nombre elegido de un personaje inventado representa un anhelo totalizante del ser. Nominación que declina en un modo particular de nombrar sus vínculos que lo separan de lo romántico y lo sexual. Componen un bricolaje[14] que le permite dar un borde a su cuerpo. Salir de su encierro domiciliario, participar del lazo universitario. Allí puede sostener espacios de charla virtuales, donde explicar lo que los otros no entienden respecto al género.
Este bricolaje, lo dispensa de las exigencias de asumirse como mujer, hacerse causa de goce fálico, tener que vérselas ante un encuentro eventual.
Cuando ese frágil arreglo es cuestionado retornan los fenómenos en el cuerpo, de fragmentación corporal.
Otro joven trans, viene de varios tratamientos, no encuentra dónde sentirse cómodo. Siente que arrastra su vida. No puede con las exigencias cotidianas de discurso, son para él variaciones de un vivir desgraciado.
Mantiene el recuerdo de tempranas experiencias de un envase vacío. Describe efectos inquietantes en el espejo, refleja algo en lo que no puede reconocerse. Detalles sin rasgos, ni marcas propias, un desarreglo radical del imaginario corporal.
Cerca de sus 14 años inicia su transición, cambia de nombre. Se presentará a un evento festivo, con un atuendo que combina prendas masculinas, propio. Podrá sostenerse ante una madre que lo esperaba como una mujer.
Logra un recurso ante una mirada que se hace borde con la voz: no servís para nada. Con ese atuendo se sintió a gusto, animado, guarda un buen recuerdo de esa noche.
Vestirse como le gusta no le garantiza que lo traten como varón, cuando eso no ocurre lo siente una falta de respeto a su identidad. Le trae inseguridades.
Bajo transferencia, una intervención se hace posible: no hay garantías de ser tratado como siente, puede a cambio revisar sus inseguridades.
Será el tiempo de la esperada intervención sobre su cuerpo. Puede probarse distintas prendas, sentir que le quedan bien. Feliz con su apariencia. Consigue a su vez una pacificación con los pensamientos, no entrar en una vía catastrófica. Cree sin embargo que igual le va a pasar que no lo nombren como quisiera, espera entenderlo.
Una orientación, cuando encuentra su imagen logra sobrellevar mejor las escenas de su vida. En esas circunstancias es posible verificar que las exigencias en las que se cuenta como resto pueden pasar a un segundo plano.
El significante trans puede alojarle en principio algo de ese sufrimiento, permitiéndole una cierta pacificación sobre la pendiente hacia hacerse desecho. Un tipo de inscripción discursiva común, presente también en el caso del joven anterior, que le devuelve la dignidad. Se da un nombre nuevo, propio. Será el inicio de un proceso de armado de un cuerpo que arrastra como se arrastra un mueble[15], de la mano de una identidad que desconocía.
La vía del sinthome
Se trata en este caso de un joven que no cuenta como solución con una relación al ideal del yo, obtenida del campo del Otro, que le permita de acuerdo a su lógica una orientación con su imaginario. ¿Cómo es posible sin embargo que consiga sostenerse?
La operatividad de la escucha en la posición del analista puede situarse en seguir qué tipo de recursos encuentra para no descompensarse, en interesarse por lo que le irá permitiendo las coordenadas de lo trans como discurso, para ir localizando un modo propio que sea de utilidad para su vida.
De la noción de síntoma en la última enseñanza de Lacan como acontecimiento de cuerpo, podemos obtener una orientación sobre el aspecto de arreglo que consigue este joven. El síntoma así definido se puede precisar tanto por el carácter anudante de los tres registros R-S-I, que resultan equivalentes entre sí, en la última enseñanza, pero además por su aspecto referido a los desarreglos.
Lacan distingue en la escritura del nudo, que toma relieve de estructura, un goce fuera de cuerpo, ubicado entre simbólico y real, y un goce en el cuerpo, del que sólo tenemos noticias a partir de sentirlo, fuera de lo simbólico. Desde esa perspectiva podemos formularnos qué tratamiento hacen los parlêtre con los goces, cómo se las arreglan.
En este joven trans es del lado del recurso ante lo insoportable de los desarreglos permanentes del cuerpo, que lo llevan a vivenciar los asuntos cotidianos de su vida como una desgracia. Puede anudar su imagen corporal a partir de la entrada de un goce, como experiencia de tener un cuerpo[16], le permite un sostén real, sin referencia a lo simbólico.
Un goce vivificante, una felicidad por su apariencia, que se reencuentra en la composición de su atuendo, con el que logra sobrellevar la escena donde es convocado a asumirse como mujer.
A su vez, puede darle un tratamiento al goce mortificante, fuera de cuerpo, de pendiente catastrófica. El goce del imaginario le permite experimentar que esas exigencias pueden ser de otro orden, hacerse no-todo. Una alusión propia en esa dirección hará resonar una risa compartida, en el espacio entre cuerpos, indistinguibles por un instante.
Podemos considerar su recurso en la vía de un invento, una singularidad que se extrae del amplio abanico del discurso de lo trans.
NOTAS
- Freud, S. «Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo analítico», Obras Completas, T. XIV, Amorrortu ediciones, Buenos Aires, 1992, pág. 323.
- Argumento XI Jornadas Anuales EOL Sección La Plata. Lo trágico bajo sospecha.
- Russo, S., en https://dejamelopensar.com.ar/2024/09/07/el-desvio-de-los-incels/?fbclid=PAZXh0bgNhZW0CMTEAAabrQxSFgDE55myepPFFCEQ_Dqvq8keZARU9ab5suZLgBl1_OuWinq6dUaY_aem_iT4oUpLJQPZfFX_4DxLzxw
- Indart, J.C., Sobre la cuestión del padre, en Lacaniana N°21, EOL, octubre de 2016.
- Assef, J., Multiplicar los circuitos de segregación Wokism & Cancel culture, en https://www.lacan21.com/sitio/multiplicar-los-circuitos-de-segregacion-wokism-cancel-culture/
- Brousse, M-H, La psicosis es lo ordinario de los Egos, en https://zadigespana.com/2021/10/10/la-psicosis-es-lo-ordinario-de-los-egos/
- Miller, J-A, En dirección a la adolescencia, en https://elpsicoanalisis.elp.org.es/numero-28/en-direccion-a-la-adolescencia/
- Brousse, M-H, ibídem.
- Brousse, M-H, ibídem.
- Brousse, M-H, ibídem.
- Husni, P, La cuestión trans, en https://fapol.org/blog/portfolio-items/la-cuestion-trans/?portfolioCats=54
- Husni, P, ibídem.
- Ansermet, F, La clínica transgéneros, Género & Trans, Aperiódico Psicoanalítico, número 31, 2019.
- Ansermet, F., ibídem.
- Lacan, J. El seminario 23, «El sinthome«, Paidós, Buenos Aires, pág. 147.
- Lacan, J, Ibídem.