Bibliografía: Índice razonado
Eje 1. Violencias en la actualidad
- Niños violentos. Niños violentados.
- Radicalización de la violencia: Segregación y racismo.
- Trauma en los cuerpos. Violencia en las ciudades.
- El derecho y su revés. Empuje a la judicialización.
- Violencia de género, femicidios. Violencia en las virilidades.
- Nuevos nombres de la violencia: piropo, machismo, acoso.
a) «El niño violento, es aquel que rompe y que encuentra una satisfacción en el simple hecho de quebrar, de destruir. Habrá que interrogarse sobre el goce que está ahí implicado y sobre lo que se podría llamar «el puro deseo de destrucción».
Miller, J-A. «Niños violentos». Intervención de clausura de la 4ta Jornada del Instituto del Niño. 18 de marzo del 2017. Recuperado en: https://psicoanalisislacaniano.com/ninos-violentos/
«Tratándose de los niños violentos, no hipnotizarse sobre la causa. Hay una violencia sin porqué que es su propia razón para ella misma. Es solamente en un segundo tiempo que se buscará un determinismo, la causa, el plus de goce que es la causa del deseo de destruir, de la activación de ese deseo. Como les decía, se la encuentra por regla general en una falla del proceso de represión o, en términos edipianos, en un fracaso de la metáfora paterna.»
Miller, J-A. Ibíd.
«La violencia que habla puede ser de orden paranoico como puede ser de orden histérico. Se dirá que es de orden histérico cuando tenga valor de demanda de amor o de queja por la falta-en-ser, es decir cuando se sitúe en el registro de Eros. En el registro de Eros, la violencia del niño es el sustituto de la satisfacción no-advenida de la demanda de amor. Ahí, en efecto, la violencia es un síntoma, y, se puede decir, un mensaje invertido -lo que corrige el carácter absoluto de lo que había presentado en el punto 1″.
Miller, J-A. Ibíd.
b) «Creo que hoy en día, el rastro, la cicatriz de la evaporación del padre, es algo que podríamos poner bajo la rúbrica y el título general de la segregación».
Lacan, J. «Nota sobre el padre». En: Revista Lacaniana de psicoanálisis, Año XI, N° 20. EOL, Grama, Bs As, 2016, pág. 9.
«Como de todos modos no debo pintarles únicamente el porvenir color de rosa, sepan que lo que crece, que aún no hemos visto hasta sus últimas consecuencias, y que arraiga en el cuerpo, en la fraternidad del cuerpo, es el racismo».
Lacan J. «Los cuerpos atrapados por el discurso». En: El seminario, Libro 19, …o peor, Bs.As., Paidós, 2012, pág. 231.
«En sus palabras sobre la lógica del racismo, Lacan toma en cuenta la variación de formas del objeto rechazado, sus formas distintivas que van del antisemitismo de antes de la guerra, que conduce al racialismo (sic) nazi, al racismo postcolonial para con los inmigrantes. El racismo, en efecto, cambia sus objetos a medida que las formas sociales se modifican, pero, según la perspectiva de Lacan, siempre yace, en una comunidad humana,
Laurent, E., «Racismos. El racismo 2.0 el rechazo de un goce inasimilable, resorte de una barbarie posible». Recuperado en: www.lacanquotidien.fr
c) «¿Podríamos llegar a hablar incluso de una sublimación de la violencia, de su elevación como objeto a la dignidad de la Cosa? La fascinación que produce muestra y encubre a la vez con su pantalla la relación más íntima de cada sujeto con la pulsión de muerte, ese oxímoron que reúne en un mismo punto la fuerza de la vida y su propia destrucción».
Bassols, M. (2014) «Trauma en los cuerpos, violencia en las ciudades». Recuperado en: https://miquelbassols.blogspot.com/2014/03/trauma-en-los-cuerpos-violencia-en-las.html?m=1
«Por otra parte, señalemos que esta pantalla más o menos fascinante del fantasma ante lo real del pasaje al acto violento, especialmente cuando se trata de experiencias traumáticas de masa, tiende a hacer desaparecer la singularidad del sujeto como respuesta de lo real. Dicho de otra manera: no hay experiencia colectiva de la muerte, sólo hay experiencia uno por uno, en su singularidad irreductible».
Bassols, M., Ibíd.
d) «El aporte que puede hacer el psicoanálisis a este debate consiste en señalar que hay un espacio subjetivo que se sitúa entre lo íntimo del deseo y lo universal del derecho. Este deseo se expresa en un discurso único e irrepetible que es el de la enunciación singular. De esta manera esperamos que el debate pueda orientarse a que el deseo se distinga del derecho, y que un sujeto pueda sostenerse en ambos para obtener una vida que sea digna de lo humano».
Salman, S. «Las mujeres y el deseo de no» Recuperado en: https//redzadigargentina.files.wordpress.com/…/silvia-salman-las-mujeres-y-el-deseo-…
«… allí donde la tradicional función del padre ha declinado socialmente se incrementan los juicios «contra todo»; allí donde el «no debes gozar» de la civilización ha sido reemplazado por «¡hay que gozar! –ascenso del objeto a al cénit social, es decir, que el ideal ha sido tragado por el goce-, los procesos de judicialización están a la orden del día ocupando el lugar que tradicionalmente correspondía al padre, infiltrando de goce a la operación: el goce querellante en la judicialización generalizada. Pero es aquí donde el «decir que no» muestra su fundamento superyoico, denunciando a su vez la raíz del asunto: si bien por un lado toda acción humana es capaz de producir goce, leemos ahora su envés: toda acción humana es capaz de ser penalizada por la carga de goce que transporta; reencontramos aquí el fundamento del goce querellante».
Sinatra, E. «Adicciones en familia» Virtualia, N°33. Revista digital de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Septiembre 2017. Recuperado en: www.revistavirtualia.com/ediciones/33/indice
e) «De aquí que, en lugar de tener la exquisita cortesía animal, ocurre que los hombres violan a las mujeres o inversamente».
Lacan, J. «El hombre y la mujer». En: El Seminario, Libro 18, De un discurso que no fuera de semblante, Ed. Paidós, Bs. As., 2009, pág.32.
«Freud señaló que el hombre desprecia a la mujer debido a la castración femenina. Esto presenta de manera evidente el odio a la feminidad».
Miller, J. A.: «El partenaire síntoma». En: El Otro que no existe y sus comités de ética, Ed. Paidós Bs. As., 2005, pág.420.
«Si el psicoanálisis se opone por principio a todo tipo de violencia es en la misma medida en que manifiesta el respeto más radical por la palabra del otro. La violencia como forma coercitiva de ejercicio de un poder será siempre un signo de la impotencia para sostener una palabra verdadera. En el caso de la violencia ejercida contra las mujeres —ya sea por los hombres, por las instituciones, por los Estados o por otras mujeres—, esta impotencia es correlativa de la imposibilidad de escuchar la palabra del sujeto femenino, pero también de escuchar lo femenino que hay en cada sujeto. En este sentido se hace absolutamente necesario crear, apoyar y desarrollar los espacios donde esta palabra pueda ser articulada, escuchada e interpretada, ya sea desde el espacio más íntimo y familiar, como desde el más público de cada realidad social».
Bassols, M. «La violencia contra las mujeres. Cuestiones preliminares a su tratamiento desde el psicoanálisis» Recuperado en: https://fapol.org/blog/portfolio-items/la-violencia-contra-las-mujeres-cuestiones-preliminares-a-su-tratamiento-desde-el-psicoanalisis/
f) «Pero ellas no se quedan quietas en su lugar como la dama del amor cortés o la reina de la carta robada: son un poder en movimiento con las consignas políticamente correctas tales como el piropo, el levante, las miradas insinuantes, los roces significativos de los cuerpos, las palabras equívocas, etc.; han llamado a la justicia para dirimir esas «transgresiones machistas» o las reyertas amorosas y a la policía para poner vallas menos simbólicas».
Musachi, G. «Usos de la palabra». En: Feminismos, Variaciones, Controversias, COL, EOL, Grama Bs. As., 2018, Pág. 143.
«Las dificultades hoy en día para el encuentro sexuado están planteadas a través de una represión del amor, que es el único modo de lazo y es eso lo que está en declive. En los jóvenes, en las mujeres y los hombres. La palabra de amor ha sido degradada al acoso. El empuje a la denuncia muchas veces hace que ellos no puedan acercarse a ellas. El piropo no es lo mismo que la grosería, pero quizás el piropo encierra esa necesidad que tienen las mujeres de la palabra que no es igual para ellos. La palabra hace un signo de distinción femenina, hombres y mujeres no son lo mismo y las mujeres necesitan aquello que Almodóvar muy bien supo captar: «Hable con ella «.
Greiser, I. Igualdad jurídica y disparidad subjetiva – BLOG de ZADIG en ESPAÑA. Recuperado de: https://zadigespana.com/2018/05/01/igualdad-juridica-y-disparidad-subjetiva/
Eje 2. Clínica de la violencia
- Clínica del pasaje al acto y del acting out.
- Incidencia actual de la pulsión de muerte.
- Transferencia positiva y negativa: usos y efectos en el dispositivo.
- Los delirios pasionales: erotomanía, reivindicación y celos.
- Odio y agresividad: extimidad en los lazos. La figura del semejante y el prójimo.
- Clínica del estrago.
- Cuando el Otro es malo.
a) En los límites del discurso, por cuanto este se esfuerza en sostener el semblante mismo, hay de tiempo en tiempo real. Lo llamamos pasaje al acto y no veo mejor lugar para designar lo que esto quiere decir. Observen que en la mayoría de los casos el pasaje al acto es cuidadosamente evitado. Solo ocurre por accidente (…). Distingue el acting out, este consiste en hacer pasar el semblante a la escena, en montarlo a la escena, en hacer de él ejemplo. Lo que en este orden se llama acting out lo llamamos pasión.
Lacan, J. El Seminario, Libro 18. De un discurso que no fuera del semblante. Paidós, Buenos Aires, 2009, pág 32.
b) «La violencia es lo esencial en la agresión, al menos en el plano humano. No es la palabra, incluso es exactamente lo contrario. Lo que puede producirse en una relación interhumana es o la violencia o la palabra. Si la violencia se distingue en su esencia de la palabra, se puede plantear la cuestión de saber en qué medida la violencia propiamente dicha -para distinguirla del uso que hacemos del término de agresividad- puede ser reprimida, pues hemos planteado como principio que en principio sólo se podía reprimir lo que demuestra haber accedido a la estructura de la palabra, es decir, a una articulación significante».
Lacan, J. El Seminario, Libro 5, Las formaciones del inconsciente, Paidós, Bs. As., 2009. Pág. 468.
«Sin embargo, haré observar que por supuesto no dejarán ustedes de obtener una respuesta actual, al patentizar la agresividad del sujeto para con ustedes, e incluso al mostrar alguna finura en reconocer en ello bajo un modo contrastado la «necesidad de amor». Después de lo cual, el arte de ustedes verá abrirse para él, el campo de los manejos de la defensa ¡Vaya negocio! ¿No sabemos acaso que en los confines donde la palabra dimite, empieza el dominio de la violencia, y que reina ya allí, incluso sin que se la provoque?»
Lacan, J. «Introducción al comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinnung de Freud». Escritos 1, Bs. As, Siglo XXI, 1997. Pág. 360.
c) «Debemos sin embargo poner en juego la agresividad del sujeto para con nosotros, puesto que esas intenciones, ya se sabe, forman la trasferencia negativa que es nudo inaugural del drama analítico.»
Lacan, J. «La agresividad en psicoanálisis».Escritos II, Buenos Aires, Siglo XXI. pág. 100.
«La transferencia, en opinión común, es representada como un afecto. Se la califica, vagamente, de positiva, o de negativa. Generalmente se admite, no sin algún fundamento, que la transferencia positiva es el amor -sin embargo, hay que decir que este término, en el empleo que se hace de él, tiene un uso totalmente aproximativo. (…) En la transferencia negativa se es más prudente, más moderado, en la manera cómo se la evoca, y nunca se la identifica con el odio. Se emplea más bien el término ambivalencia, término que, todavía más que el primero, enmascara muchas cosas, cosas confusas cuyo manejo no siempre es adecuado. Diremos con más exactitud que la transferencia positiva se da cuando aquel del que se trata, el analista en este caso, ¡pues bien! cae simpático -Y negativa, cuando no se le quitan los ojos de encima.»
Lacan, J. El Seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Ed. Paidós,Buenos Aires, 1987, pag129.
«El principio del decir verdadero, es la negación. Y mi práctica, puesto que práctica hay, es que tengo que deslizarme – así es la cosa — entre la transferencia que se llama, no sé por qué, negativa, y… No siempre se sabe lo que es la transferencia positiva. Yo traté de definirla bajo el nombre de sujeto supuesto saber. ¿Quién es supuesto saber? Es el analista. Esto es una atribución, como lo indica la palabra supuesto. Una atribución, no es más que una palabra. Hay un sujeto, algo que esté debajo, que es supuesto saber. Saber es, pues, su atributo. No hay más que una molestia, esto es que es imposible dar el atributo del saber a cualquiera. El que sabe, en el análisis, es el analizante. Lo que él desarrolla, es lo que sabe, salvo que está Otro — ¿pero hay un otro? — que sigue lo que él tiene que decir, a saber lo que sabe.»
Lacan, J. «Seminario 24». Clase del 10/5/1977. Inédito.
d) «Allí donde la facultad de transferencia se ha hecho esencialmente negativa, como en los paranoides, cesa toda posibilidad de influjo y de curación. (…) cómo el analizado es apartado violentamente de sus relaciones reales con el médico en cuanto cae bajo el dominio de una intensa resistencia por transferencia, cómo se permite entonces infringir la regla psicoanalítica fundamental de comunicar, sin critica alguna, todo lo que acuda a su pensamiento, cómo olvida los propósitos con los que acudió al tratamiento y cómo le resultan ya indiferentes deducciones y conclusiones lógicas que poco antes hubieron de causarle máxima impresión.»
Freud, S. «Sobre la dinámica de la transferencia» (1912). Vol 12. Edit. Amorrortu, pág 104-5.
«No menores son las luces que las fórmulas freudianas arrojan sobre los temas de celos de nuestra enferma. Las amantes que Aimée imputa sucesivamente a su marido son, a medida de los progresos de su delirio, aquellas mismas que su amor inconsciente designa a su odio delirante. (…) Freud ha demostrado muy bien que los delirios de celos propiamente paranoicos traducen un atractivo sexual inconsciente por el cómplice incriminado, y esto se aplica punto por punto al delirio de Aimée.»
Lacan, J. «De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad». Ed. Siglo XXI (pág. 160 en formato digital).
e) «El cuerpo entra en la economía del goce por medio de la imagen del cuerpo (…). Al principio acentué que esto debía de tener una relación en lo Real. (…) Esa preferencia por la imagen proviene de que el hombre anticipa su maduración corporal, con todo lo que ella entraña, a saber, que él no puede ver a uno de sus semejantes sin pensar que ese semejante toma su lugar; entonces por supuesto lo aborrece.»
Lacan, J. «La Tercera». En: Revista Lacaniana n 18. Ed Grama, Buenos Aires, Mayo 2015, pág. 21.
«El mandamiento «Ama a tu prójimo como a ti mismo» es la más fuerte defensa en contra de la agresión humana, y un destacado ejemplo del proceder psicológico del superyó de la cultura. El mandato es incumplible; una inflación tan grandiosa del amor no puede tener otro efecto que rebajar su valor, no el de eliminar el apremio. La cultura descuida todo eso; sólo amonesta: mientras más difícil la obediencia al precepto, más meritorio es obedecerlo.»
Freud, S. «El malestar en la cultura». (1930) Vol. 21 Ed. Amorrortu. Pág. 138.
«Cada vez que Freud se detiene como horrorizado ante la consecuencia del mandamiento del amor al prójimo, lo que surge es la presencia de esta maldad fundamental que habita en ese prójimo pero, por lo tanto, habita también en mí mismo. ¿Y qué es más próximo que ese prójimo, que ese núcleo de mí mismo que es el del goce, al cual no oso aproximarme? Pues una vez que me aproximo a él-éste es el sentido de «El malestar en la cultura»- surge esta agresividad insondable ante la cual retrocedo, que vuelvo en contra mío, y que viene a dar su peso, en el lugar de la misma ley desvanecida, a lo que me impide atravesar cierta frontera en el límite de la cosa.»
Lacan, J. «El amor al prójimo». En: El Seminario. Libro 7. La ética del Psicoanálisis. Paidós, Bs. As., pág. 225
f) «El deseo de la madre no es algo que pueda soportarse tal cual, que pueda resultarles indiferente. Siempre produce estragos. Es estar dentro de la boca de un cocodrilo, eso es la madre. No se sabe qué mosca puede llegar a picarle de repente y va y cierra la boca. (…) traté de explicar que había algo tranquilizador. Hay un palo, de piedra por supuesto, que está ahí, en potencia en la boca, y eso la contiene, la traba. Es lo que se llama el falo (…) Así que fue en este nivel como hablé de la metáfora paterna.»
Lacan, J. El Seminario Libro 17. El reverso del Psicoanálisis. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1975, pág. 118.
«Me he permitido decir que el sinthoma, esto es muy precisamente el sexo al cual no pertenezco, es decir una mujer. Si una mujer es un sinthoma para todo hombre, es completamente claro que hay necesidad de encontrar otro nombre para lo que es del hombre para una mujer, puesto que justamente el sinthoma se caracteriza por la no-equivalencia. Se puede decir que el hombre es para una mujer todo lo que les guste, a saber una aflicción peor que un sinthoma; pueden ustedes articularlo como les convenga: incluso un estrago. Pero si no hay equivalencia, ustedes están forzados a especificarlo que es del sinthoma.»
Lacan,J. El Seminario Libro 23. El sinthome. Paidós, Bs. As, 2006, pág. 99.
g) «En cuanto al Otro malvado, vimos que podía tener los más variados colores. Ningún Otro malvado se parecía a otro. Los hemos visto difusos, múltiples, discretos o estruendosos, y esta diversidad enriquece la fenomenología del Otro malvado. Éste no es unívocoen absoluto. Puede estar en el ambiente, puede ser continuo, puede presentarse en unidades discretas. El Otro malvado implica cierta variedad cuyas múltiples facetas hemos explorado a través de cada caso.»
Miller, Jaques Alain y otros. Cuando el Otro es malo. Instituto Clínico de Buenos Aires. Ed Paidós, Buenos Aires, 2011, pág 169.
Eje 3. ¿Se puede interpretar la violencia?
- La violencia de la interpretación. La palabra que hiere, ¿vivifica?
- Los usos del equívoco y sus problemas: el doble sentido.
- Ética: Política del síntoma. Una interpretación que apunte a un goce en el cuerpo, que tiene su lugar en el síntoma.
- La interpretación jaculatoria.
- La interpretación poética –el sentido y el sonido- el vacío mediador.
b) «El psicoanálisis es quizás una estafa…pero no una cualquiera. Es una estafa que cae justo en el significante que tiene efectos de sentido. Además alcanzaría con que connote el S2, no por ser el segundo en el tiempo sino por tener un doble sentido. El peso de esta duplicidad de sentido es común a cualquier significante.»
Lacan, J. «Hacia un significante nuevo». En: Lacaniana No.25. Bs. As, noviembre de 2018, pág. 12. Las itálicas son nuestras.
c) «Nuestra interpretación debe apuntar a lo esencial que hay en el juego de palabras para no ser la que da de comer sentido al síntoma»
Lacan, J. «La tercera», en Lacaniana No.18. Bs. As, junio de 2015, pág.22. (Esta cita puede servirnos también para advertir respecto del sub eje 2, el doble sentido).
«Les mostraré en mis pequeños dibujos que el síntoma no se reduce al goce fálico»
Ídem cita anterior, pág. 23.
«Lo simbólico, sostenido por lalengua, es el lugar donde el saber inscripto a partir de lalengua- que constituye el inconsciente en el sentido estricto- se elabora y gana terreno al síntoma».
Id. cita anterior, pág. 29.
d) «Adviértase aquí (en el Seminario 13 de Jacques Lacan, que Éric Laurent cita en la Conferencia que tomamos como referencia) de modo crucial, el vínculo entre la producción del vacío subjetivo y la jaculación.»
Laurent, E. «Las disrupciones del goce en las locuras bajo transferencia». En: Virtualia 36. Marzo 2019.
«Así, la jaculación incluye el valor de lo ardiente, o del entusiasmo, pero es para designar un uso del significante tal que despierta al sentido produciendo el vacío de significación».
Id. cita anterior.
«Lo que proponemos como el nudo borromeo ya va contra la imagen de la concatenación. El discurso del que se trata no hace cadena. No hay reciprocidad del pasaje de una de las consistencias en el agujero que le ofrece la otra, es decir: una de las consistencias no se anuda a la otra, no hace cadena con ella. Y es en esto que se especifica la relación de lo simbólico, de lo imaginario y de lo real.
«Desde entonces se plantea la cuestión de saber si el efecto de sentido en su real se sostiene en el empleo de las palabras o bien en su jaculación.»
Lacan, J. «Seminario 24», clase del 11-02-75 (Inédito).
«No hace cadena en el sentido de la lingüística. Las cadenas del nudo suponen que hay un nudo y luego un nudo, que puede hacer eventualmente cadena, pero tienen un nudo RSI que hace Uno-completamente solo. Entonces de ahí la pregunta se propone en saber si el efecto de sentido en su real, entonces el real que no está enganchado a la cadena linguística en la que significante y significado se anudan como Saussure lo quería, o como los lingüistas le siguen, él creía que eran los vocablos que conllevan los enunciados. Mientras que, si nos tomamos el trabajo de aislar la categoría del significante, vemos que la jaculación guarda un sentido aislable».
Laurent, E. «La interpretación-jaculación». Intervención en Brujas, el 13 de octubre de 2018. psicoanalisislacaniano.com. Inédito.
e) «Si ustedes son psicoanalistas verán que es el forzamiento por donde un psicoanalista puede hacer sonar otra cosa que el sentido. El sentido, es lo que resuena con la ayuda del significante. Pero lo que resuena, eso no llega lejos, es más bien flojo. El sentido, eso tapona. Pero con la ayuda de lo que se llama escritura poética, ustedes pueden tener la dimensión de lo que podría ser la interpretación analítica.»
Lacan, J. «Seminario 24», clase del 19-04-1977. Inédito.
Comisión Científica: María Laura Errecarte, Manuel Carrasco Quintana, Cecilia Gasbarro
Colaboradores: Stella López, Mariella Lorenzi, José Lachevsky