Contribuciones de Josefina Altschüler y Claudia Lijtinstens
Poner la práctica al son de la nueva era [1]
Josefina Altschüler (EOL Sección La Plata)
Pasamos de la familia tipo a los tipos de familia, del perro de la familia a la familia del perro, fórmula publicitaria que se sirve de un significante amo, ideal de nuestra cultura: diversidad. Multiplicidad de formas familiares, variedad de géneros sexuales, agrupamientos por maneras de: usar las redes sociales, vestirse, alimentarse y otras diversas diversidades, adquieren gran relevancia a la hora de hacer lazo, reivindicar derechos, tejer existencias.
¿Qué es lo común entre las heterogeneidades? Munidos de un «manual de uso» cada colectivo tiene y sostiene un estilo de vida libremente elegido. Fraternidades que, en ocasiones se deslizan, wokismo [2] mediante, hacia la segregación.
Diversidades: estallido, proliferación de nombres que funcionan sustituyendo en la contemporaneidad la operación del Nombre del Padre que por la vía del amor y el Ideal del yo habilitaba las identificaciones. El reemplazo llega con la función de nominación. Nominación de la cual Lacan dice: «…aquí es curioso que lo social […] literalmente tome un predominio en la trama de tantas existencias; él detenta ese poder de «nombrar para» […] se restituye con ello un orden, un orden de hierro». [3]
Al son de «Todo el mundo es loco…» [4] no sin la creencia en el síntoma la práctica analítica se orienta por la locura de cada uno, en lo que tiene de inimitable, incomparable, lo singular de cada individuo, el goce propio del sinthome.
Interrogarnos acerca de nuestra práctica sostiene al psicoanálisis vigente, ágil, vivo.
NOTAS
- Miller, Jaques-Alain: «Conferencia de cierre», La Gran conversación virtual internacional de la AMP: Lⱥ mujer no existe, 3 de abril de 2022, inédita.
- Woke: proviene de awake, despierto en inglés. Refiere a tomar conciencia de las injusticias y discriminaciones que sufren las minorías en los países occidentales.
- Lacan, Jaques: «Seminario 21: Los no incautos yerran», Clase 10, 19 de marzo 1974, inédito.
- Lacan, Jaques: «¡Lacan por Vincennes!», Revista Lacaniana de Psicoanálisis, Año VII, Número 11, Escuela de la Orientación Lacaniana, Buenos Aires, 2011.
La identidad, las identificaciones y lo hétero
Claudia Lijtinstens (EOL Sección Córdoba)
La reformulación de lugares y funciones familiares en torno a nuevos significantes amo –atravesados por una generalizada simetría de los géneros– da como resultado nominaciones imaginarias que vienen al lugar de la identidad, vecindades de goce con las que se intenta eliminar el malentendido de los sexos, anulando las diferencias.
¿Cómo se inscriben hoy las identificaciones e ideales fundantes en torno a la sexualidad? ¿De dónde se extrae ese «sedimento del Otro» para inscribir algo de lo hétero, de la diferencia absoluta?
En primer lugar, esa «diferencia absoluta» es justamente lo opuesto a la «pequeña diferencia» del narcisismo, de la diferencia relativa al significante, allí donde se constata la reciprocidad propia del lenguaje y del binarismo de la «ley de hierro» del lenguaje. El inventar el saber singular (sobre lo sexual) y lo que se escribe entre el decir y el cuerpo, lejos del universal del lenguaje, es lo que hace emerger esa «singularidad absoluta».
Las identificaciones, a nivel de la palabra, legitiman identidades a partir de nominaciones que no son más que categorías del amo moderno que revelan solo la parte representable de la sexualidad y de los modos de goce.
En cambio, la identidad –a diferencia de las identificaciones– constituye el lugar en donde se presenta el vacío, donde se aloja –en la juntura entre ser y sexo– esa letra que hace borde entre el saber y el agujero, allí donde se verifica esa desarmonía, eso inacabado por estructura.
Asumir una posición sexuada implica una operación subjetiva ligada no solo a las identificaciones –con sus efectos de significación en el ser– sino a una operación del lado de la existencia, soportada en la letra y la escritura en tanto marcas que fijan en el cuerpo un exceso de satisfacción.