¿Qué del deseo frente al régimen de la pulsión?
Pregunta: ¿Cómo interpreta la segunda parte del título de nuestras jornadas: el régimen de la pulsión en la sociedad virtual? ¿Cómo ubicar la tensión entre lo universal y lo singular?
Adriana Testa [1]
¿Qué destino para la pulsión si no hay pulsión sin síntoma? Esta pregunta que bien vale para algunas especificaciones sobre el final de un análisis, también gravita con peso en la cuestión planteada sobre los avatares de la pulsión en el universo virtual en el que vivimos.
La saturación de los objetos que se dan a ver, que saturan los oídos, los ojos, la boca, la piel con la exhibición de inscripciones que se continúan en los muros, o en los cuerpos portando etiquetas, tiene el poder de crear una ficción compartida: todo se ve, todo se dice, todo se muestra. Sin embargo, en su reverso, la exigencia silenciosa de más y más introduce el algoritmo: entonces menos y menos. Es el poder del álgebra del consumo en sus más diversos modos, sostenido por un polimorfismo pulsional que reduce sus circuitos a un régimen de satisfacción que pronto insatisface, ante el vacío del objeto consumido.
¿Qué del deseo en su diferencia entre la necesidad y la demanda; o de la demanda en esa trayectoria de la pulsión?
Una estudiante dispuesta a hacer una tesis sobre aplicaciones como Tinder, usuaria de ese medio como única vía de relación con los hombres; saturada de imágenes; de cálculos sobre qué decir y qué mostrar; de comida, de nutricionistas y de dietas; de gimnasio forzado; no puede dejar de fumar sin parar. ¿Algo no marcha en esa prisa?
¿Qué? Es la pregunta nimia e inapelable que sostiene el deseo del analista.
Imposibilidad y contingencia
Pregunta: ¿Cómo situaría la relación entre lo real y lo virtual en la sociedad contemporánea?
Rosana Salvatori [2]
«Quien dimite frente a lo imposible, perpetúa su impotencia»[3]. Con estas palabras,Alemán responde públicamente al artículo del pensador surcoreano Byung-Chul Han. El filósofo, ubicado en la impotencia del escéptico, supone que el capitalismo logró su cometido y ya no hay más nada que hacer. Byung-Chul reflexiona sobre el mundo digital, los gadgets y lo virtual. Critica el mundo de los objetos tecnológicos, planteando que constituyen una forma renovada de esclavitud.
¿Cómo situar la relación entre lo real y lo virtual en la sociedad contemporánea? El mundo virtual globalizado, producto del discurso capitalista y del de la ciencia, es hoy un partenaire del parlêtre que puede con sus imágenes y sus pantallas velar lo real y hacer parecer todo posible con un «enter».
El discurso del analista, con el objeto a como agente, es el único lazo que puede introducir «la imposibilidad estructural que el capitalismo forcluye».[4] No dimitir frente a lo real de la ausencia de relación entre los sexos, será la vía que propicie el camino de la impotencia a la contingencia y, tal vez, a las «cosas del amor». [5]
Presencia del analista
Pregunta: ¿Qué podría decirnos sobre el impacto de la sociedad virtual en la clínica analítica?
José Ioskyn [6]
Voy a tomar la pregunta por el lado del dispositivo analítico mismo. No parece que estemos exentos de la hiperconexión ambiente. Hace poco, en una de las noches preparatorias para las próximas jornadas de la EOL –Hiperconectados– un analista presentó un caso en el cual la intervención se produjo a través de whatsapp, lo cual generó un debate acerca de la necesariedad de la presencia efectiva del analista. El presentador sostuvo que el cuerpo del analista era escamoteado apenas invitamos –o arrojamos– al analizante al diván. Y que no se trataba más que del cuerpo imaginario, mientras que el cuerpo que nos interesa es otro. ¿Cuál? En efecto, consideramos un axioma irrefutable que el deseo y la presencia del analista impliquen que su cuerpo se encuentre in vivo y desestimamos otro tipo de procedimientos, aunque en realidad hagamos sesiones por teléfono, skype o intervenciones por e-mail. ¿Qué cuerpo es el que nos interesa en psicoanálisis? A partir del Seminario 20 será el cuerpo de goce, el de las marcas de goce en el viviente. Estas marcas constituyen una escritura que son objeto de lectura a lo largo del análisis. Ese es nuestro cuerpo analítico. Suponemos también que la presencia del cuerpo –imaginario– del analista favorecería la emergencia de lo pulsional en el discurso analizante vía transferencia-interpretación- corte. Sin embargo, mientras pensaba en esto que escribo me doy cuenta de que la duplicidad significante y goce se traslada de manera directa a la dupla de palabra y cuerpo, y que este último es el territorio a conquistar (pulsión), nuestro nec plus ultra, mientras que todo lo demás pertenece al terreno sospechoso de la ficción. ¿Esto es así o es un dogma que tendríamos que deconstruir hasta extraer su verdad? En 2003 el escritor Mario Bellatín organizó un congreso literario en el cual los escritores invitados fueron reemplazados por actores que recitaron textos de memoria. Se llamó El congreso de los dobles. Decepción del público engañado. Asimilamos una lógica en la cual cuerpo viene a representar la verdad última. Lo virtual quedaría del lado de lo engañoso. Esa lógica es simplista, debería ser revisada y reemplazada por una concepción más inteligente. No hay espacio para dogmatismos tan gruesos en psicoanálisis.
NOTAS
- Miembro de la EOL y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Miembro de la Instancia Diagonal de la EOL- Sección La Plata.
- Miembro de la EOL- Sección La Plata y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis.
- Alemán, J. Entrevista realizada en Télam Cultura por Pablo Chacón. 20/10/14.
- Gorostiza, L. III Jornadas Anuales. El Gacetero #5. EOL Sección La Plata.
- Lacan, J. Hablo a las paredes, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 106.
- Asociado de la EOL- Sección La Plata.