Dark o cómo salir de la repetición de lo mismo
Paula Vallejo
Dark, serie de ciencia ficción de Netflix, que retoma la temática de los viajes en el tiempo, me sugirió una analogía entre esa antigua ambición humana de cambiar el pasado y lo que un analizante puede alcanzar en un análisis.
En la serie, los personajes giran en los círculos de la repetición, buscando detener el incesante recomienzo y tropezando siempre con las mismas cosas. Incluso sus sueños están sometidos a un circuito sin fin donde el pasaje del sueño a la vigilia no representa una discontinuidad sino más bien un modo de despertar en una realidad temporal para seguir durmiendo en otra. Ante esa ausencia de corte, todos andan en busca de referencias que les permitan orientarse, ya que el sentido que intentan descifrar es engañoso y los extravía una y otra vez.
En un análisis, son las escansiones las que posibilitan extraer al parlêtre del magma de sentido en el que flota desorientado y sin saberlo, creyendo tener una dirección. El analista-trauma, apunta a perturbar el encadenamiento de sentido para introducir la chance de modificar algo, a partir de la grieta que su intervención produce en el tiempo de una vida.
Como en el análisis, quienes se encuentran atrapados en la repetición buscan el punto de origen, y sólo al localizar el trauma a partir del cual empezó todo pueden cambiar verdaderamente el pasado. Pero a diferencia de la serie, en la que el trauma es borrado, el análisis propone ese cambio a partir de la invención de una nueva escritura, con la que el analizante tendrá que saber hacerse otro camino, no exento de tropiezos.Nota: Agradezco los aportes de la lectura de Charly Rossi acerca de la serie Dark, escuchados en un vivo de Instagram de “Psicoanálisis en serie”.
Los pliegues del agujero en la trama
Greta Stecher
En el dispositivo del pase Mauricio Tarrab [1] pudo situar las coordenadas de un sueño del final del análisis, al que le cupo una interpretación inolvidable [2]. “Tengo que dar un examen de latín. Las palabras se ven claramente escritas en una hoja, pero no sé qué quiere decir ni qué se espera que haga con eso”. Ubica que este sueño muestra el rechazo primario al Otro, a su lengua, a la heterogeneidad. Asimismo, el límite de lo que se puede extraer del significante cuando alguien se acerca así al agujero en el saber. Ese fue su límite del inconsciente freudiano, del desciframiento y de la historia. Lo que se extrae no es significante, dice, sino el objeto: soplo, aliento, voz. Me pareció un ejemplo precioso del uso del sueño.
Tomo lo del agujero en el saber como un nombre del trou–matisme (agujero-trauma). Lo que queda como la impresión topológica de un agujero [3] cuando lalengua percute en el cuerpo. Eso que inscribe, como acontecimiento de cuerpo, un modo singularísimo de gozar y determina, para cada uno, la invención de la defensa que conviene y la elección de los significantes por los que cada parlêtre “circuitará”. Lo que resta del encuentro con lo real se anota como un goce en más, inasimilable y traumático [4], y como marca indeleble de la no–relación.
El análisis permitirá abismarse en los pliegues del agujero en la trama, del ombligo del sueño; para extraer –en la brecha irreductible entre historia y satisfacción– fragmentos de escritura y trozos de real [5]. Pase y transmisión serán finalmente la oportunidad de dar cuenta de esta pesquisa.
NOTAS
- Tarrab, M.: Entre relámpago y escritura, Grama ediciones, Buenos Aires, 2017, pág. 43.
- “El examen de latín es el análisis mismo. Un saber que no se puede transmitir íntegramente como saber, ni como un saber hacer”, Tarrab, M., Óp. Cit.
- Laurent, E., “El uno sólo”, en Revista Freudiana 83, El Uno, Barcelona, RBA libros, 2018, pág. 85.
- Gorostiza, L.: «Trauma y real», en Mediodicho Revista anual de Psicoanálisis: Eso traumático, EOL sección Córdoba, Córdoba, 2013.
- Óp. Cit. n°1, pág. 39.