“Lo trágico bajo sospecha”
Presentación del argumento.
Por Pierina Podestá
El día miércoles 10 de julio, se realizó a sala llena, la primera noche preparatoria hacia las XI Jornadas Anuales de la EOL sección La Plata, las mismas tendrán como título “Lo trágico bajo sospecha”.
En esta ocasión contamos con la presencia de Mariella Lorenzi, Directora de las Jornadas, quien estuvo a cargo de la coordinación de la mesa, en la que presentan Adriana Fanjul, Sebastián Llaneza y Claudio Godoy, integrantes de la comisión científica, quienes desplegaran a lo largo de esta noche sus puntos de interés sobre el tema y el argumento, pensados para este año.
Para comenzar toma la palabra Mariella, anunciando la fecha de las jornadas, lanzando la invitación a escribir trabajos para las mismas, tanto miembros y asociados, así como también cartelizantes. Refiere que para que las jornadas se constituyan como tales es necesario que haya un deseo que no sea anónimo, es decir que este encarnado en personas que trabajen entusiasmadas.
Ubica las preguntas que fueron surgiendo a la hora de pensar el tema, ¿Qué nombre ponerle a unas jornadas anuales de la EOL sección La Plata? Poner lo trágico bajo sospecha implica poner bajo la lupa el drama de su trama. La idea de sospechar de lo trágico surge del texto de Miller “Un estilo mock-heroic”[1], en el mismo el autor se refiere al estilo de Lacan como anti trágico. Otra referencia para la elaboración del título fue extraída de una conferencia que Lacan dio en la universidad de Yale, donde refiere que el trauma siempre es sospechoso. “Situar el trauma en un análisis es precisamente construir un relato con recuerdos que encubren, que velan un agujero, por lo tanto del trauma hay que desconfiar”.
Adriana Fanjul partió de la pregunta ¿Qué implica poner lo trágico bajo sospecha en el devenir de la experiencia analítica?, refiere que el título de nuestras jornadas nos remite a los inicios, no solo del psicoanálisis sino también del sujeto. Trabaja sobre el significante “trama” ubicándola, desde Freud, como aquella donde los hilos tejen el destino de los hombres, situando la sospecha como aquello que verdaderamente orienta. Elige el título “de efectos y parroquias” para transmitir las resonancias que tuvieron en ella la convocatoria al trabajo. El título de las jornadas le permite ubicar un efecto que tuvo en ella una noche de la parroquia analítica, una noche de la EOL que trataba sobre las incidencias memorables del pase; de allí refiere lo que escucho sobre los avatares del humor y la risa en la vida de cada uno, y como el análisis fue lo que permitió nuevos usos… Dentro de lo cómico nos ubica dos vertientes, el chiste y el humor, entre referencias teóricas nos lleva al último testimonio de Marina Recalde, “veinte años no es nada, tres es un montón” de donde extrae el uso del humor como recurso vital. Para finalizar toma la risa, ubicándonos una orientación pasible de ser indagada en el análisis uno a uno ¿Qué estatuto tiene la risa en cada caso? ¿Qué goce está en juego allí?, resalta como importantes para el psicoanálisis dos tipos de risas, uno con parroquia (con otro), y otra que prescinde del nombre del padre e incluso del fantasma, risa sin sentido pero que implica goce. Es necesario ubicar lo cómico para interrogar ¿qué posición conviene al analista? ¿Cómo operar con ello? Pongo la lupa bajo su frase final “el psicoanálisis suministra el hilo que conduce a la persona fuera del laberinto de su propio inconsciente”.
Sebastián, por otra parte, bajo el título “la declinación del Edipo y la pérdida del sentido trágico” nos introduce en el binomio tragedia – actualidad. Partiendo de una referencia de Lacan, en subversión del sujeto y/o dialéctica del deseo en el inconsciente Freudiano, cita: “el Edipo sin embargo no podría conservar indefinidamente el estrellato en unas formas de sociedad donde se pierde cada vez más el sentido de la tragedia”, aludiendo desde allí, que el Edipo no podrá conservar su estrellato en los tiempos modernos. Nos ubica la época actual como aquella que conlleva una discordancia entre la función simbólica del nombre del padre y aquel que tiene que encarnarla. Agrega que el padre en nuestra época, en lugar de ejercer una pacificación, genera una discordia.
Sitúa que en una estructura social como la nuestra el avance del discurso de la ciencia incide de un modo radical sobre el discurso de la tradición, más que prohibir el goce se distingue por producir un empuje a gozar arrastrando al sujeto contemporáneo, a lo que Lacan llamara el desvarió de nuestros goces; recorta como preguntas de la época ¿Cómo hacer para gozar más? ¿Para ser más dichoso? ¿Para tener más satisfacciones?, en relación a ello refiere “se ha perdido el sentimiento trágico de la vida”, se puede pasar por la experiencia de distintas tragedias sin el sentimiento trágico de la vida. Realizando un contrapunto entre las tragedias del nombre del padre y las tragedias de nuestra época.
Finaliza su ponencia trasmitiendo que entonces el cielo dejo de estar poblado por sus dioses, la obligación recayó sobre el goce, las preguntas se fueron apagando, el Edipo fue perdiendo su estrellato, y el inconsciente… pongo la lupa en la pregunta que dirige al auditorio: ¿el inconsciente se fue cerrando?
Por último, toma la palabra Claudio, quien refiere haberse detenido, más que nada, en el término sospecha, ubicándonos seis razones para sospechar. Desde el inicio señala que la posición del analista es una posición más de lectura que de escucha, haciendo referencia a que el analista depende de la lectura que hace de su analizante, de lo que este “cree” decirle, de lo cree verdadero; planteando allí una primera cuestión: no se puede tomar todo lo que el analizante dice al pie de la letra, ya que este no habla sino al costado de lo verdadero. Indicándonos así una manera de leer en una “dimensión lateral”, se tratara de ir a los detalles que pasan inadvertidos; nos lo señala a su vez en palabras de Freud: “Hay que ir a la escoria de la observación” al resto; saber leer los indicios. En relación a ello pone de relieve en lo trágico bajo sospecha, lo que Lacan siempre señalo, que hay que cuidarse de comprender.
Señala su punto de interés con respecto a la tragedia, refiriendo que ello implica una reflexión sobre lo que es un acto humano, ubicando allí que lo que encontramos en la tragedia es un sujeto que está en una encrucijada. Nos sugiere interrogarnos acerca de la dimensión del acto en la tragedia. A su vez, refiere que la sospecha de la tragedia introduce la relación de la ficción y lo real que hay en juego en cada caso.
Pongo la lupa en su referencia de Miller “la comedia llega más lejos que la tragedia”, y de Lacan “la vida no es trágica, es cómica”.
Termina poniendo de relieve la diferencia entre la tragedia y la miseria neurótica. Ubicándonos que lo que posibilita el análisis es pasar de la miseria neurótica a los infortunios corrientes. Concluye en que sospechar de la tragedia seria entonces sospechar de las ficciones de miseria que los sujetos se construyen con una figura de un otro que arma un destino.
Los invito entonces, cual detectives, a servirnos de la lupa, para poner bajo la mira el tema propuesto para las jornadas; tomando el argumento y los boletines, así como también las noches preparatorias, como los hilos que nos permitirán tejer la trama que nos conducirá a la cita con nuestras XI Jornadas.
NOTAS
- Miller J.A. “Un estilo mock-heroic”, Estilo (s)de vida, Revista El escabel de La Plata N°4. Escuela de la Orientación Lacaniana Sección La Plata, Grama, Buenos Aires, Año 3, 2023.