¿De qué nos reímos?
Por Silvia Avila

La tercera Noche de Directorio de la EOL Sección La Plata llevó un título curioso «La medusa del Witz«.
Mariana Isasi a cargo de la coordinación de la actividad presentó un breve recorrido del trabajo realizado, enmarcado por «Tragedia y comedia en el recorrido de un análisis» sosteniendo la pregunta: ¿qué es lo que se modifica en el trayecto analítico y qué permite ese pasaje de lo trágico a lo cómico, sobre el fondo de lo que no cambia el modo de goce?
La invitación a los colegas a exponer, parte de una cita de Miller: «¿De qué nos liberamos exactamente a través de la risa? Sin duda, detrás de la perfección de lo bello, tanto en la escritura como en el arte, hay angustia. De allí procede mi Medusa del Witz, esta alianza entre la medusa y el Witz, después de la cual viene la risa. El Witz deja pasmado (méduse) y la risa es la respuesta de la medusa (Méduse)».[1]
Gustavo Stiglitz propuso pensar el Witz en sus dos caras: una que mira el campo del Otro (montaje significante que toca la satisfacción de la pulsión) y otra que mira al Uno (inconsciente real, en donde el S1 no hace amistad con nada). La risa sin Otro es un acontecimiento corporal, «es el vacío el que resuena.»
Retoma el «Risus Paschalis«, práctica medieval en la que los sacerdotes contaban historias cómicas y obscenas después de la misa pascual. Analiza esta práctica como una forma de articulación entre el goce del cuerpo y el sentido.
Aborda la idea de que la risa puede ser un indicador de la presencia del inconsciente real. En el Witz no se trata de lo legible, sino del equívoco y la resonancia en el cuerpo.
Finalmente, sugiere que la risa puede ser un significante nuevo que no tenga sentido, que puede abrir camino a lo real. Propone el concepto de «decir Witzceral» para describir la forma en que el chiste puede tocar las tripas y producir una risa que no se agota en el sinsentido.
Por su parte Agustín Barandiaran explora la relación entre la risa, lo cómico y lo trágico. Argumenta que la risa no se limita a lo cómico ni al chiste, sino que es una manifestación de goce que rebasa la estructura del inconsciente simbólico y que habría que preguntarse por su función en el análisis.
Analiza el término «lo no incauto» como una forma de negación de la castración y del inconsciente, que se relaciona con la era del «hombre de la risa de hielo» y el hedonismo moderno. Ser no incauto es creer solo en lo que se ve, es burlarse del fantasma, es desconocer el poder oculto de las palabras que evoca lo ausente.
Problematiza la relación entre la risa y la ética, sugiriendo que la negación del inconsciente puede llevar a una «tristeza contemporánea» y a una forma de «pecado ético». Propone que la ética del deseo y la ética del bien decir no prometen la felicidad, sino que se trata de una apuesta por un saber hacer.
En la animada conversación posterior se mencionó la importancia de considerar la risa como una manifestación de goce tanto en una perspectiva clínica como social. También se intentó situar la complejidad de las distintas risas en un análisis y sus consecuencias clínicas.
NOTAS
- Miller, J.-A., «Texto sobre Voltaire» en El partenaire síntoma. Paidós, Bs. As, 2008, pág. 490.