El miércoles 24 de abril se realizó la «Noche de lectores: El escabel Nº 4. Estilo(s) en la clínica». Tanto quienes asistimos de manera presencial a la sede de la EOL Sección La Plata, como quienes estuvieron por zoom, tuvimos el agrado de escuchar a Ana Piovano, Magalí Rodríguez y Pablo González, quienes con gran generosidad presentaron sus lecturas de la Revista, en una mesa coordinada por Rosana Salvatori. La sala repleta, contó con la presencia de un auditorio entusiasmado y silencioso, pero no por ello menos atento, que no escatimó en hacerse eco de las resonancias que se fueron produciendo a medida que avanzaba la Noche.
Rosana Salvatori, Directora actual de la Revista Escabel de La Plata, abrió el encuentro anunciando que no se iba a tratar de una presentación de la Revista, que ya se había realizado en otras ocasiones, sino de ponernos al trabajo en la lectura de los valiosísimos textos que la componen. Por eso mismo, comenzó recordándonos que el término «lector» fue elegido por el equipo de la Revista con el objetivo de renovar la propuesta de Lacan de «Radiofonía», donde dice «aquel que sabe leer (es el que) de la letra toma distancia con su palabra, encontrando allí el intervalo justo para servirse de una interpretación…extraer un decir otro del texto»[1], destacando de ese modo, la importancia de generar condiciones de enunciación para pensar analíticamente lo que de la época se nos adelanta. Al término «lector», se le sumaron «clínica» y «despatologización», en tensión con el estilo «mock-heroic», antitrágico, del texto de orientación de J.-A. Miller, todos términos claves sobre los que ya se había realizado la invitación a los lectores de la mesa, y fueron los términos relanzados nuevamente por Rosana en sus palabras de inicio, abriendo de ese modo, a un intercambio absolutamente enriquecedor entre la Revista, los lectores invitados y el público.
Ana Piovano inició su presentación sosteniendo con énfasis que la Revista Escabel es una publicación de Escuela, y por lo tanto «un refugio frente al malestar de la época», como decía Lacan en su «Acto de fundación». A continuación, nos introdujo en la idea de que todos «somos lectores de escrituras», con ello hacía referencia precisamente a su intento decidido de «hacer pasar una experiencia con marcas», rastreando en la Revista, las pistas sobre las implicancias de la paradoja de la despatologización, proponiendo entonces que, si la reivindicación igualitaria de la época anticipa la desaparición programada de la clínica, se trata de orientarnos por el síntoma, sin borrar las clasificaciones. Luego de ubicar ese mojón, avanzó y planteó que el estilo de Lacan mock heroic, antitrágico, es un estilo conforme a la época del desencanto, así hay que considerarlo, y propuso emparentarlo con el fake, con cierta burla, y cierto uso singular del semblante.
A continuación, retomó la idea de O. Zack, de sostener que el estilo de vida «Es la conjunción del goce singular con los semblantes», y rescató al parresiastés, que se hace responsable de sus dichos, porque precisamente «la parresía se constituye en una forma de vida, un estilo, a diferencia de la disancia«. Luego de ubicar sus marcas de lectura de varios textos de la revista, Ana Piovano sostuvo que «la parrhesía es etimológicamente la actividad consistente en decirlo todo: pan rhema, es el decir franco, que compromete el coraje.
Magalí Rodríguez, por su parte planteó que «El escabel» exuda, un estilo de Escuela; nos decía «rezuma una orientación política, epistémica y clínica potente a la hora de dar respuesta al dilema que plantea la despatologización generalizada de la época». Magalí sostenía que la Revista deviene una brújula que orienta en el arduo desafío de «poner nuestra práctica al compás de la nueva era, sin nostalgia, sin amargura, sin espíritu de revancha». A continuación, hizo hincapié en la importancia de establecer una oposición entre la despatologización contemporánea y la nuestra. La primera es esa que nos presenta la época con su reivindicación democrática de igualdad, universal, total, completa, y absoluta, que podríamos subsumir en un todos igualmente despatologizados. La nuestra, en cambio, se construye trazando estilo(s) en la clínica –en tanto elucubración de saber sobre la práctica- a partir de un caso y lo que el sujeto mismo llama su «estilo».
De un lado entonces, la despatologización contemporánea, del otro lado la despatologización lacaniana-por así llamarla- aquella que se lee a partir del aforismo «Todo el mundo es loco, es decir delirante»; Todos locos, sí, pero cada uno a su manera, y con su chifladura singular. Loca manera singular, única e incomparable que nos orienta. Es ese no como todo el mundo lo que deviene brújula en el análisis. Se tratará finalmente de despejar, depurar, destilar lo más singular de cada parlêtre, eso que a título de sinthome, circunscribe aquello inimitable, cuya marca se traduce en un estilo. Para finalizar, Magalí trajo unas palabras de F. Ansermet, a tono con nuestra despatologización: «Debemos permanecer en la clínica, seguir la solución de cada sujeto. Cada uno tiene su bricolaje, su solución«.
Pablo González, comenzó leyendo el título de su presentación: «Un análisis: de las «formas de vida» libremente elegidas al síntoma singular». Pablo se preguntaba ¿qué entendemos por «estilo» y qué por «estilos de vida» y de qué manera estas nociones nos pueden servir a quienes practicamos el psicoanálisis? Pregunta que funciona como columna vertebral de toda la revista, nos decía Pablo.
Para transmitir su lectura, comenzó ubicando dos ejes: por un lado, la relación de los estilos de vida con el estilo; y, por otro, la relación de los estilos de vida con el síntoma. Es así que reformuló su pregunta planteando: ¿Qué se entiende habitualmente por «estilo» en el arte? Por un lado, puede ser aquello que distingue, que hace único a un artista; por otro, «estilo» nombra una modalidad que es compartida por varios, en ese caso, el «estilo» es aquello que reúne y nombra a un grupo, por ejemplo, el estilo barroco. Asimismo, nos acercó la noción de estilo, como aquello absolutamente singular, que decanta al final del análisis; por otro lado, estarían los «estilos de vida libremente elegidos», tal como lo dice Miller, aquellos modos de goce, más o menos compartidos, en torno a los cuales se reúnen aquellos que reivindican yoicamente lo que les sucede, como formas de ser o de vivir, por ejemplo «los escuchadores de voces»
Entonces, para resumir en una sola tesis clínica, decía Pablo González, «Un análisis puede servir para producir un pasaje desde los «estilos de vida libremente elegidos», en comunidades de goce, hacia «el estilo singular en el modo de gozar». Es el pasaje desde un estilo de vida común, reivindicado por el yo como forma de ser, hacia un modo singular de vivir.
Andrea Perazzo, Directora de la Revista Escabel al momento de la publicación del N° 4, subrayó con palabras de agradecimiento, el efecto sorpresa que le causó escuchar las lecturas de los invitados a la mesa. Retomó la importancia de «extraer otro texto en la lectura» introducido por Ana, y subrayó ese efecto, destacando como el nuevo equipo de la Revista hizo lo suyo con el N 4.
Marisol Gutiérrez, pidió la palabra para recordarnos que se suele concebir a la Escuela como un refugio ante el malestar, pero también suele creerse que el refugio es un lugar cómodo y calentito, y a su vez retomó lo planteado en la mesa respecto de que Escuela es un lugar donde se forma un estilo de vida. Marisol, ubicaba allí una paradoja, porque si lo que se forma es un estilo, tiene que haber una diferencia entre lo compartido y lo que distingue a cada uno. Y destacó la importancia del «coraje», para hacer una revista, que también implica poner de cada uno, tanto para hacer la revista, como para escribir, leer, y allí el refugio ya no es tan calentito, concluyó.
Christian Martín recorta la interesante equivocidad que se produce entre la propuesta de una noche de lectores y el foco puesto en la clínica de los invitados, en los arreglos y soluciones. Para decir: ¿de qué escritura se trata en los arreglos? Qué tipo de elaboración es posible?
Verónica De Battista, pregunta a Ana por el mock y el fake como burla, y propuso vincular el estilo mock heroic, antitrágico, con la burla y con lo cómico.
Verónica Escudero, retomó el «coraje de la enunciación» y el comentario en relación al «decir de la enunciación». También se refirió al caso presentado por Magalí para decir que nunca un significante alcanza para nombrar el estilo de cada uno, el arreglo, la invención, porque justamente cada sujeto tiene que tomar un significante prestado que hacerlo propio.
Magalí Rodríguez agregaba luego, que se le abrió la pregunta de cómo se anuda el estilo a la formación del analista, por eso destacó el texto de María Adela Perez-Duhalde sobre el Cartel, que le sirvió para pensar la transmisión de un estilo de trabajo, y reconsideró la instancia de lectora del Escabel N 4 como una instancia de formación.
Eduardo Suarez se preguntaba ¿qué quiere decir el estilo en sentido analítico? no se trata de las identificaciones de la época, pero sí una forma de vivir la pulsión, y hay que pensarlo en una relación con el Otro, como se escuchó en los casos presentados por Magalí y Pablo, el estilo está íntimamente vinculado al Otro en su despliegue.
Paula Vallejo planteó que era importante seguir trabajando lo que se había planteado sobre la Escuela como lugar donde se forja un estilo y el análisis como lo que permite pasar de los estilos de vida a un estilo, más singular. Agregó, que en ese borde se situaba la formación del analista y la posibilidad de ir en contra de los efectos segregativos que producen los estilos de vida en el sentido más general, planteado por Pablo González en su trabajo.
Belén Zubillaga intervino para formular un deslizamiento que se desprende de la lectura de los textos, sobre el estilo, los estilos, el síntoma, los arreglos singulares, los modos de goce y las formas de vida, hay que diferenciarlos, más aún con respecto al estilo de vida. Y propuso que tal vez ese deslizamiento se detiene, cuando pensamos en el estilo mock heroic de Lacan antitrágico, que se diferencia de su síntoma que tenía que ver con la soledad.
Pepe Damiano, anunció que tenía algo para aportar, que no era una pregunta para responder esa Noche, pero que aun así quería dejarla planteada: ¿por qué mock heroic sería un estilo más conforme a nuestra época?
Rosana Salvatori agregó que la lectura del texto de Miller, es un texto en cierto sentido difícil, oscuro, que tiene la virtud de haber provocado la apertura a tantas cuestiones propias de cada uno de los lectores. Eric Laurent dice que no puede haber un estilo de escritura si estamos repitiendo lo del otro, entonces lo que traía Ana de la distancia como distinta de la parresía, es una cuestión valiosísima, para evitar la jerga, lindante con la infatuación…
Ana Piovano concluyó que la clave está en el desencanto. Así terminaba una Noche que dejó múltiples líneas trazadas para leer y releer la Revista Escabel de La Plata N ° 4.
Reseña: Mariella Lorenzi
NOTAS
- Lacan, J., Radiofonía, Otros escritos, p. 451-452.