Palabras del Director saliente Christian Ríos
Palabras de permutación
Dos instantáneas, para comenzar o para concluir.
La primera: el momento en que recibo la propuesta, por parte de los colegas de la Instancia Diagonal, de desempeñar la función de Director de la Sección. Mi respuesta afirmativa, con sorpresa y alegría, no se hizo esperar.
La segunda: el momento en que Eduardo Suarez leyó, en la Asamblea de diciembre de 2016, su discurso de salida de la Dirección. Mi respuesta: cierto temor y preocupación porque las cosas salgan bien y una pregunta: ¿qué diré cuando llegue la Asamblea del 2018?
Y acá estoy, acá estamos. Y debo decir, que en aquella ocasión me demoré en comprender que mi preocupación se adelantaba en el tiempo y que antes de las palabras de salida del cargo de Director, había cuestiones más importantes que resolver como por ejemplo cumplir con esa función. Claro, faltaban dos años y quedaba por delante una experiencia por vivir. Me tranquilicé y pensé que esas palabras serían como un texto al que uno le encuentra el título cuando termina de escribirlo.
Y así fue, ya pasaron dos años y algo puedo decir y las palabras llegaron.
Comenzamos a fines del 2016, cuando se puso en marcha aquello que para mí fue una primera apuesta: trabajar en el Directorio con colegas con los cuales había compartido muy poca o ninguna experiencia de trabajo.
Esta apuesta me producía una cierta incertidumbre, más que nada referida a cómo íbamos a funcionar. ¿Qué podía esperar de esos tres desconocidos? Aun así, me pareció importante alojar lo incierto, sostenerlo, y a partir de allí soportar la diversidad, tolerar la ausencia de garantías, la inconsistencia en el campo del Otro.
Creo que mis colegas del Directorio se hicieron eco de este rasgo, ya que el mismo nos acompañó a lo largo de estos dos años. Apostamos a qué cada miembro y asociado de la Sección, si lo deseaba, tomara la palabra, encontrara su lugar e inscribiera su singularidad y trabajo en la Sección.
Por otra parte, quiero decir que cada decisión y cada cuestión que tuvimos que resolver, intentamos hacerlo desde un criterio analítico. Estuvimos muy atentos a no poner en juego nuestros prejuicios, simpatías y antipatías, amores y odios. Procuramos dejar de lado los amiguismos y también cualquier ideología política. Si quisiera abarcar un amplio espectro del arco político, diría que no fuimos ni un Directorio K, tampoco un Directorio M, I, P, R o la letra del abecedario que a ustedes más les guste.
Quiero destacar el clima de conversación que existió dentro del Directorio ante cada una de estas y otras situaciones. Si bien no siempre estuvimos de acuerdo en la lectura, análisis y procedimientos, tampoco nunca debí imponerme a partir del ejercicio del poder propio de un cargo. Bastó conversar, argumentar, analizar perspectivas, calcular efectos y equilibrios.
Fueron muchas las veces que mis compañeros me hicieron cambiar de opinión y tuvieron una lectura más clara y analítica sobre algún punto en cuestión. En este sentido, tengo el convencimiento de que, para cada uno de nosotros, la Sección estuvo siempre en primer lugar.
A mis colegas del Directorio, les agradezco esta experiencia compartida. Me hará falta ese zoológico que inventamos a partir de esos rasgos que cada uno de ustedes puso al trabajo. La fuerza y la nobleza de Polo, la sigilosidad o prudencia de Manuel, la delicadeza y suavidad de Rosana. Colegas, queridos amigos, nuestro encuentro en este Directorio es irrepetible, no iba a durar para siempre. Los extrañaré, mucho, el tiempo nos alcanzó, hoy llegó el momento de separarnos.
Por otra parte, también debo decir que el trabajo en el Directorio no es un trabajo solitario. Hay una dialéctica, uno nunca esta solo. En nuestro caso, esa dialéctica se entretejió, vía los responsables, con los integrantes de cada área o instancia.
Quiero agradecer a cada uno de los integrantes de las secretarías, de la comisión de redes y del comité de redacción del Escabel, por el trabajo compartido, el compromiso y las iniciativas. Cada uno de ustedes fue una parte fundamental en el recorrido realizado en estos años.
También quiero agradecer a los miembros de la Instancia Diagonal por su disposición a conversar cada vez que lo necesitamos, por sus orientaciones, por el esfuerzo de poner el discurso analítico en primer lugar. Cada reunión que mantuve con la Instancia Diagonal fue un encuentro de trabajo, que implicó poner en juego el bien decir sobre cada cuestión a tratar.
Por supuesto, las cosas nunca salen del todo bien y hubo nubarrones, tensiones, y por decirlo analíticamente al menos un síntoma. Me refiero al producido en torno a la categoría de Asociado. Creo que la sesión estuvo a la altura de la Escuela de Lacan, una escuela de analizantes y como tales lo atravesamos. Hubo lectura, análisis, interpretación y confianza en la orientación dada al abordaje de este.
Una última instantánea, la tercera: la aguja de tejer que recibí de regalo en las Terceras Jornadas Anuales de la Sección. Se acercaba la permutación del primer Directorio y se abría el tiempo de continuar aquel trabajo de tejido que la Sección había logrado en sus tres primeros años. La nueva sección necesitaba seguir entretejiendo su trabajo, sus transferencias, tanto en intensión como en extensión.
Hoy 14 de diciembre de 2018, puedo decir que lo hicimos, el tejido se fortaleció, se extendió. La EOL- Sección La Plata, más allá de algún que otro punto errado, ha crecido. El nudo que entre todos supimos tejer, desde la fundación de la Sección, hoy se sostiene.
El tiempo pasa y con él, en estos dos años, pasaron muchas cosas. Pasaron las noches de Directorio, las Noches de cada una de las Secretarías, las actividades preparatorias para ENAPOL, las conversaciones con Oscar Ventura y Francois Sauvagnat, llegó El Escabel de La Plata y las Ferias Urbanas, pasaron las Jornadas Anuales de la Sección, las Jornadas Anuales de la EOL, el Congreso de la AMP en Barcelona, fueron admitidos nuevos miembros y asociados, pasaron los viajes a Córdoba, Rosario, Santa Fe. También pasaron las reuniones de Directorio, las consultas por las reseñas y las coberturas de difusión de cada actividad, los almuerzos de trabajo, las cenas post-actividades y tantas cosas más.
Desde muy temprano, Lacan nos ofrece una elaboración sobre el tiempo, basta remitirse a su texto “El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma”. El tiempo lógico estuvo presente en nuestro trabajo, en la vida misma de la Sección, como lo testimonian aquellos momentos de concluir con algunos recorridos.
Pero también hay que decir que Lacan, en su última enseñanza, nos plantea una nueva perspectiva del tiempo. En el seminario, titulado el Momento de Concluir, Lacan nos muestra una dimensión del tiempo que ya no se corresponde con la lógica, ni es solidaria con la geometría euclidiana. Lacan aborda el tiempo desligado de la eternidad, la que queda del lado de un sueño, se trata más bien del tiempo que implica el cuerpo como así lo contingente. El tiempo es un real, nos dice Jacques Alain Miller en su Seminario El ultimísimo Lacan. Puedo asegurarles que esta dimensión también se hizo sentir.
El tiempo ha sido un tema que ha estado desde el principio para el ser hablante, desde que la articulación significante introduce la diferencia. La humanidad ha tratado de establecer alguna medida, alguna referencia del tiempo ya sea recurriendo a la interpretación de algunos signos de la naturaleza, como ser la salida o la puesta de sol, las estaciones climáticas, o bien recurriendo a instrumentos más o menos especializados que introduzcan una medida.
Hoy es un buen día para mí, ya que se llevará a cabo la tercera permutación del Directorio y la segunda de la Instancia Consultiva. Por supuesto, que la Sección no se vive por fuera del tiempo en sus distintas dimensiones -simbólica, imaginaria y real-.
Un nuevo tiempo se inicia este día y seguramente mis cuatro colegas del Directorio entrante -Paula Vallejo, Marisol Gutiérrez, Sonia Beldarrain y Adriana Fanjul- sabrán escandir su lógica, extraer su certidumbre y encontrar la mejor forma para que la Sección siga creciendo. Les deseo a cada una de ellas la mejor de las suertes en está etapa. Confío plenamente en ustedes.
Por último, diría sobre esa otra dimensión del tiempo, esa que pasa y nos alerta de que no hay eternidad posible, que nos corresponderá a cada uno de nosotros saber hacer con ella, para que la práctica del psicoanálisis no se quede sin tiempo y dure, no eternamente, pero si al menos, mucho, pero mucho, tiempo más.
Muchas gracias.