Palabras despedida Paula Vallejo
Cuando me senté a escribir estas líneas me sorprendí evocando los versos de una canción de mi adolescencia, titulada “Presente”. Seguramente muchos de ustedes recuerdan cómo comienza: “todo concluye al fin/ nada puede escapar/todo tiene un final/ todo termina”. Decidí, entonces, usarla como marco de las palabras que les dirigiría en esta asamblea para cerrar el ciclo de la gestión de este Directorio y hacer lugar al próximo. Ypara extraer, como saldo final de este trayecto, algunas reflexiones.
Como todo momento de pasaje, la transición de un Directorio a otro es un acto. Un acto de consentimiento: a pasar la posta,a transmitir lo aprendido, y sobre todo, a confiar en que los que vienen después sabrán hacer lo necesario para llevar adelante el rumbo de algo que es muy querido para uno.
A medida que pasan los años, vamos aprendiendo a habitar la Escuela, vamos pudiendo leer sus síntomas del mismo modo que leemos los propios, porque la Escuela se vuelve partenaire de cada uno. Nos volvemos más responsables de su existencia, en tanto reconocemos que vive por el deseo de quienes formamos parte de ella. Eso quiere decir que también debemos hacernos responsables de sus impasses. Estos no son patrimonio de quienes están a cargo de una gestión, aunque en esa función debamos responder por ellos.
Este año ha sido complejo en muchos aspectos. En primer lugar por los efectos que ha tenido esta pandemia sobre todos los habitantes del planeta. Nos ha forzado a adoptar nuevos hábitos, ha puesto en crisis la forma en que cada uno construía sentido y encontraba satisfacción de vivir. La Escuela-sujeto no ha estado a salvo de la emergencia de este real que alteró de manera notable lo que se creía asegurado.
En este tembladeral, -metáfora que tomo prestada de Christian Martín, porque me resulta particularmente gráfica para dar cuenta de lo que sentimos en el Directorio a mediados de marzo cuando todo estalló-, la orientación lacaniana fue la cuerda a la que nos aferramos para no extraviar el rumbo. A punto de comenzar el año, habiendo trabajado intensamente todo el verano para hacer nuestra propuesta a miembros y asociados, tuvimos la experiencia de lo que significa el matema lacaniano S(A/). La perplejidad era generalizada y la Escuela no escapaba a ese efecto.
Como todos sabemos, ante el agujero de la no relación sexual cada uno responde como puede, en el mejor de los casos con su síntoma, pero también con sus fantasmas. ¿Qué hacer para continuar el trabajo sin ceder a la tentación del sentido como expresión del “no quiero saber nada de eso” y hacer entrar, más bien, lo que se presentaba como un real insoslayable en la vida de la Sección?
Digo que la orientación lacaniana fue la brújula porque nos permitió hacer con la contingencia algo nuevo. La discontinuidad propuesta por el Consejo de la Escuela nos llevó a recomenzar el trabajo desde otra perspectiva, poniendo especial énfasis en la decisión de alojar lo que acontecía para producir, a partir de ello, una otra posición. No fue fácil. Hubo que transmitir esa política al interior de la gestión, a los colegas comprometidos con la elaboración del trabajo que estaban deseosos de llevarlo adelante y que tuvieron que ceder muchas expectativas sin perder el entusiasmo. Lo hicieron. Acompañaron la política de discontinuidad de manera formidable. A todos ellos mi agradecimiento.
Luego tuvimos que transmitir esto mismo al resto de los colegas, que esperaban un signo de vitalidad entre tanto desconcierto. El espesor del tiempo se hacía sentir de manera imperativa. Lo mejor que pudimos hacer, entonces, fue trabajar el tiempo lógico, para explorar la lógica colectiva que Lacan propone como respuesta ante las coordenadas de cada encierro individual. Los efectos de esa lectura fueron muchos y estoy segura de que cada uno guardará sus ecos para futuras encrucijadas.
Paso a paso, fuimos advirtiendo lo que cada actividad producía y pensando cómo continuar a partir de esos efectos constatables. El desafío era hacer sentir que la Escuela estaba viva, aún en el impasse, aún en el agujereamiento de las agendas.
Creo que logramos transmitir esa vitalidad, con dispositivos abiertos a la contingencia de lo que cada paso nos planteaba. Así fueron las Escansiones sobre Trauma y sueño, los escritos diversos que encontraron su lugar en distintos espacios (blog, redes, noches), las noches sobre la formación analítica y las innumerables conversaciones sobre cómo darle forma a las ideas para convertirlas en posibles.
Como habrán podido apreciar en la memoria que enviamos muchas cosas quedaron en el tintero. Confiamos en que algunas de ellas podrán encontrar en la gestión que hoy inicia la manera de reescribirse. También sabemos que aunque no se hayan materializado, e inclusive por eso mismo, dejaron su marca, que a la manera de una cicatriz designa la herida acontecida en este tiempo tan extraño. Habrá que saber hacer con esa marca, desenvolverse con ella, llevarla de una buena manera.
Quiero agradecer a mis colegas del Directorio por su absoluta disposición para con los asuntos de la Sección, por llevar adelante reuniones inverosímiles, tanto fulgurantes como extensísimas cada vez que fue necesario, y sobre todo, por sus ideas, su creatividad, su eficacia, su buen humor y su compromiso con la tarea. Agradezco también a las responsables de Volé Paula Lagunas y de Redes y Web, Belén Rodríguez, más sus colaboradoras, porque no sólo acompañaron palmo a palmo el trabajo diario sino que además, fueron activas en la propuesta de todo aquello que mejorara la difusión, y nunca dejaron de aportar su mirada y sus sugerencias.
A la Instancia Diagonal, que fue la encargada de hacernos llegar la política que el Consejo elaboraba al calor de los nuevos acontecimientos producidos. Más allá de los roces lógicos que pueden tener los intercambios de opinión y las diferencias de posición ante algunas cosas, supieron acercar su lectura y fueron receptivos a la hora de alojar las dificultades que surgían. Agradezco a ellos también su disposición.
A Laura Arroyo y su equipo, por la inestimable lectura de lo que acontecía, que logró reconvertir el uso del blog según las nuevas exigencias que la situación de este año demandó.
A Cecilia Fasano y el equipo de redacción y difusión de El Escabel de La Plata, con quien mantuvimos un contacto permanente sobre la construcción y edición del próximo número, que siendo el tercero abrirá paso a la serie por venir.
A María Adela Pérez Duhalde, que tuvo que capear el temporal sobre la librería y encontrar la manera de que pudieran sostenerse algunas ventas através de vías indirectas.
A Mariano Peiró, que corrió como un bombero cada vez que se nos llovió el techo o se rompió un caño en la Sede, y supo llevar adelante una tarea dura como es el mantenimiento de la casa.
Y a cada uno de ustedes, miembros y asociados de la Sección La Plata, que acompañaron este difícil momento y respondieron cada vez que les solicitamos presencia y colaboración.
Por último, retomando lo que dije acerca de habitar la escuela y aprender a leer sus síntomas, quiero señalar lo que la ID consignó en el informe presentado para esta asamblea, respecto de la necesidad de llevar adelante un trabajo de“elaboración sobre el lazo entre las instancias en la Sección”. Me permito agregar a esa propuesta, que hace falta trabajar también los lazos de la Sección con la EOL, con la Universidad y con la política del Instituto.Hace años que venimos apostando al SCF en La Plata como lugar de formación de quienes recién inician su práctica, y encuentran a partir de allí una puerta hacia la Escuela. En este tema considero que hace falta elaborar una articulación explícita entre las autoridades que llevan adelante la política del Instituto, ligada a la articulación con la Universidad, los Colegios y otras instancias de formación universitaria y los responsables de la Escuela, comprometidos en el sostenimiento de las transferencias y de la autoridad analítica de la comunidad de la que somos parte.No es un tema menor, porque ya estamos viendo aparecer los síntomas que surgen en los bordes de esas intersecciones. Confío en que entre todos sabremos dar los buenos pasos para aprender de estos tropiezos y resolver a través del dispositivo de la conversación, como destacó tan bien Daniel Millas en su discurso en la Asamblea, las cuestiones que inevitablemente surgen y surgirán en la vida de la Escuela.
La Sección es la Escuela en La Plata y conviene no olvidarlo. Es función de la ID como instancia política de la Sección anticipar los movimientos y rodeos necesarios que nos hagan recordar siempre que el discurso universitario no debe prevalecer sobre el discurso analítico.
Muchas gracias a todos y que tengan un buen fin de año y mejor comienzo del próximo.