El cartel en la ciudad
“Para esto retomo la frase con la que Lacan introduce el cartel en su Acta de fundación: ´para la ejecución del trabajo, adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en un pequeño grupo´” (…) Pero, ¿a qué llama Lacan el trabajo de la Escuela? Es “un trabajo que en el campo abierto por Freud restaure el filo cortante de su verdad, que devuelva a la praxis original que él instituyo el deber que le toca en nuestro mundo, que por medio de una crítica asidua denuncie las desviaciones y los compromisos…” etc. Dicho de otro modo, la exigencia ética, epistemológica, alética, praxeológica, que Lacan dio a oír se supone que debe cumplirse por un trabajo, que es el trabajo de la Escuela, y este trabajo pasa por el cartel, no por el seminario, la conferencia, el curso.”
Jacques-Alain Miller, “El cartel en el mundo”, 1994.
Un cartel
Un cartel es un dispositivo de trabajo original y propio de la Escuela inventado por Lacan.
Descriptivamente es un grupo de cinco o más personas convocados por una tarea: el trabajo sobre un problema, un tema, un texto, una investigación – ya sea de la práctica, de la doctrina o la política – que se declara a, se inscribe en, la Escuela.
En tanto lógica colectiva trata de reducir al mínimo los efectos obscenos del grupo, incorporando reglas que hacen al funcionamiento de este dispositivo, por ejemplo: su disolución al cabo de dos años de trabajo como máximo.
Los integrantes trabajan sobre un tema o problema en común pero cada uno elige un rasgo propio que lo singulariza.
También nombran a un integrante llamado +1, que asumirá la función de provocar el trabajo y mantener el funcionamiento del grupo en el régimen del no-todo.
El cartel es un modo de relación a la Escuela
El cartel es el órgano de base de la Escuela, es como se ha dicho, el principio:
“Empecemos ahora mismo. ¿y por dónde? Por el principio. ¿Y cuál es el principio? El cartel.” [1]
Principio es también fundamento.
Su creciente incidencia en nuestra ciudad, en el país y en el mundo nos suscita la imagen de los lazos de vida que se van tejiendo en y entre los seres hablantes en el orden de hierro que domina el inmundo; ya que el cartel se sostiene de las transferencias recíprocas entre sus miembros y nos recuerda la lógica de la peste como modo de contagio, pero de una causa vital.
Un cartel funciona en base a una conversación entre sus integrantes. Una conversación si es tal, tiene una estructura no-toda. Eric Laurent, afirma que: “sería posible en la Escuela poner la conversación en el lugar del Nombre-del-Padre”. [2]
Mauricio Tarrab comenta al respecto: “El que participa en un cartel debería enterarse de que participa de esa conversación con la que se construye la vigencia del psicoanálisis lacaniano en nuestra época”. [3]
Con las Políticas de Juventud y la hora del aggiornamento, la Escuela sufrió mutaciones [4] en las que el cartel tiene un lugar fundamental, no solo con la creación de los Círculos de Carteles sino también como un modo de participación en la vida de la Escuela para cualquiera que así lo desee y lo decida.
El producto de un cartel
Elaboración colectiva, producto individual. Otra regla decisiva con la que el cartel participa como todo ser hablante de lo individual y social, de lo Uno y de lo Otro.
Poner al sujeto en el lugar del trabajo, no es solo la posición del analizante en análisis, sino que es también el modo en que un analista participa de la Escuela. No participa por su ser, sino por / con su trabajo, su hacer.
Para poner a trabajar la división subjetiva en un cartel es necesario estar auténticamente implicados en el rasgo que elegimos y en la pregunta que sostenemos. En psicoanálisis no se trata simplemente de la adquisición de saberes sino de que el saber produzca un efecto de transformación subjetiva y / o un efecto de formación analítica. [5]
El producto de este trabajo será por lo tanto un saldo de saber – por humilde que sea – para cada uno y eventualmente podrá también, hacer avanzar al psicoanálisis.
Ese producto se plasma en un escrito que podrá ser oportunamente leído y conversado en la Escuela. (Jornadas de Carteles, etc.)
Relanzamos esta tarea con un aforismo de Baltasar Gracián, de su inolvidable Oráculo Manual, evocado en la redacción de este texto como una expresión de deseos: “Sea el amigable trato escuela de erudición y la conversación enseñanza culta, un hacer de los amigos maestros, combinando el útil del aprender con el gusto por conversar.”
Secretario de Carteles de la EOL – Sección La Plata: José Damiano
Integrantes: Laura Ambrosino, Belén Rodríguez, Paula Carasatorre, Laura De Nucci, Ignacio Funes.
NOTAS
- Miller, J.-A., “La hora de la Escuela”, El nacimiento del campo freudiano, Paidós, Buenos Aires, 2023.
- Tarrab, M., en “Tres para el psicoanálisis”, Cartel Escuela y Pase. En 4 +1. https://cuatromasunoeol.com/img/ediciones/003/edicion-03.pdf.
- Tarrab M. Tres para el Psicoanálisis. Cartel, Escuela y Pase. En 4 +1. https://cuatromasunoeol.com/img/ediciones/003/edicion-03.pdf.
- El Caldero de la Escuela. Mutaciones. Año 2024, n°33, EOL.
- Miller, J.-A. “Para introducir el efecto-de-formación”, en Cómo terminan los análisis, Grama, Buenos Aires, p. 355.