Miércoles 8 de Mayo de 2019, 20:00 hs.
La función del Más-uno
El pasado miércoles 8 de abril tuvo lugar la Primera Noche de Carteles del año en la EOL Sección La Plata. En esta ocasión, los participantes afinaron el lápiz sobre tres trabajos en torno al tema propuesto: “La función del Más-uno”.
Noche especial por celebrar la salida del cuarto número de Remolino, boletín que pone en circulación la escritura de los estados de trabajo e invita a la cartelización, apostando así al lazo con la Escuela. Esta vez contamos con una bellísima tapa obra de una artista platense –Marina Raggio– quien a través de la técnica del collage alude al remolino que se espera del trabajo en el cartel no sin la presencia, siempre singular, de un Más-uno decidido a poner en movimiento la cosa.
Tal como anunció Lorena Parra en su apertura, se dio lugar a la lectura de tres escritos que intentaron bordear lo real que toca a la posición de cada uno, transmitiendo su experiencia de cartel, dando cuenta de la función de éste como órgano de base de la Escuela y como uno de los pilares de la formación.
“De la prudencia a la acción lacaniana” fue el nombre que propuso Laura Arroyo para transmitir algo de la experiencia entre sus primeros años como cartelizante y una pregunta que aún la mueve respecto a la acción lacaniana y cómo hacer pasar las consecuencias del acto analítico a lo social. Compartió algunos efectos de lo que ubicó como una primera vez en el “cartel por cartel”, experiencia que cuenta como primera, más por constituir el producto de su inflexión que por su lugar en el tiempo; aquel saber lejos de adormecer tuvo su despertar y sus efectos en el diván. Precioso modo de transmitir la conexión entre el saber referencial y el textual cuando alguien encarna el lugar de agente provocador, o como también fue nombrado, cuando el Más-uno funciona como “el que hace agujero, incisión en lo imaginario”.
Silvina Román entró al tema de la mano de una pregunta: ¿qué estatuto tiene el saber en un cartel? Propuso que los diferentes lugares al que puede ser convocado el Más-uno según el discurso en el que se esté inmerso, ni amo ni jefe sino más bien en su relación al deseo de saber y la ignorancia, marcaron la dirección por la que la fue llevando el trabajo; aproximando a la noción de éxtimo que descompleta y apunta a la lógica del no- todo.
La propia experiencia puso la idea de qué es un “cartel exitoso” a la altura de pregunta, la cual propició la conversación con el público y dejó lugar al trabajo próximo.
Por su parte, Carlos Jurado tituló a su trabajo «Provocador provocado» y distinguió el conocimiento del saber, como marca de un buen encuentro con quien ofició de Más-uno en un cartel, cuando éste intervino vía la ironía, produciendo un efecto de enseñanza; señalando en acto la diferencia entre un buen grupo y un cartel.
Su recorrido acerca de la función del Más-uno en relación al saber, arrojó la idea de «elaboración provocada», como así también la ubicación del cartel como el instrumento que pensó Lacan para que “el saber haga progresar a la Escuela”.
Para concluir, nos dejó una advertencia: si el Más-uno se apropia del efecto de atracción del saber, da lugar a la infatuación del analista; el efecto se produce más bien por la transferencia misma que genera el trabajo y recae sobre la función del Más-uno reconducirla hacia Freud y Lacan.
En el intercambio con el auditorio se produjo una conversación que, no solo retomo lo que se transmitía en cada escrito sino que quedaron nuevos interrogantes para las próximas actividades de cara a nuestro XXVIII encuentro, el 24 de Agosto.
Ana Simonetti