Miércoles 14 de Octubre de 2015, 20:00 hs.
Hablan los cartelizantes IV: Trazos
La perplejidad como efecto de la propia escritura, ajena; la escritura invisible como sostén del trazo, donde se revelan los puntos de apoyo de un recorrido en el saber.
Resonancias de la cuarta noche de Carteles que haciendo serie con las anteriores, produjo un efecto de trabajo entre los presentes a partir de los textos que los cartelizantes compartieron.
Ramiro Tejo dio testimonio del encuentro a través del dispositivo del cartel con un saldo tejido por la misma trama de su análisis. La ajenidad respecto de un nuevo modo de escribir, más sobrio y menos novelesco, nos dijo, le permitió ubicar el trazo como el modo en que lo singular aplasta un universal.
Agustín Barandiaran nos propuso, a través de una cita del Seminario El Sinthome, pensar en la escritura como un hacer que da sostén al pensamiento, al modo de un borde. Se preguntó si la escritura en el cartel permite concluir algo, y señaló que la experiencia de satisfacción que dicho recorrido le aportó, no fue sin el corte y efecto de separación que la escritura propició.
Soledad Salvaré, versión femenina del trazo en esta noche, testimonió de los efectos de formación que conllevó para ella consentir por primera vez a la experiencia del cartel. La orientación del Más Uno en la vía del encuentro con lo real en el cartel le permitió, no sin sorpresa, cernir el impacto de lalengua y sus efectos en el cuerpo. Encausada en su causa, nos dijo, todo saber se vincula necesariamente al saber del inconsciente: así se lo reveló la experiencia del cartel.
Finalmente, Carlos Jurado nos advirtió de la importancia de verificar los efectos del cartel après-coup, como en toda experiencia analítica. El cuatro más uno no es garantía de que el efecto se produzca. Así, compartió su recorrido por diferentes lecturas en torno a la existencia del Uno, en un impasse que le permitió bordear lo opaco y mudo de lo indecible. El objeto a como marca de la pérdida porta el trazo de lo imposible de saber. Recortarlo, reducir ese trazo fue la posibilidad de dejarlo atrás y relanzar el deseo de saber, más allá del Uno.
Verónica Escudero, en una interesante lectura de los trazos que los cartelizantes contornearon en sus textos, tomó una cita del Seminario 23 para referirse a que la sabiduría no puede pensarse sin la escritura. Señaló la importancia de la Escuela como destinataria que anuda y recoge estos restos, productos y efectos del esfuerzo por cernir el propio trazo, y así dio paso a una animada conversación.
Allí se bordeó la relación entre el cartel y el pase, la no representación subjetiva en lo que la escritura reduce cuando el trazo efectivamente se produce, planteando el interrogante respecto de la materialidad del mismo en términos de goce y significante.
Como saldo de la noche quedan planteadas las preguntas ¿cómo se puede adquirir un saber por la vía del cartel? ¿De qué tipo de saber se trata?
En contrapunto con la singularidad del trazo, se invita a recorrer los anzuelos, producciones colectivas de los cartelizantes que funcionan como un atrapa-miradas. Permanecerán expuestos en la sede de la Sección hasta las próximas Jornadas Anuales del 31 de Octubre.
Andrea Vidal