Una aún cálida noche de abril nos encontró en la EOL Sección La Plata para la presentación de las XXVIII Jornadas de Carteles, que en agosto de este año estaremos celebrando en la ciudad. Encuentro entre practicantes y lectores del psicoanálisis de la orientación lacaniana de todo el país, que tendrá por sede nuestra bella ciudad de las diagonales y los tilos.
La noche comenzó con la proyección del video de invitación a las jornadas, en donde el trazo singular, molinetes, remolinos y Eolo jugaron su partida. Vientos que soplan el aire fresco del cartel, invención de Lacan para inscribir la potencialidad de lo no sabido y lo no programable.
Alberto Justo nos convidó a la mesa en la que los secretarios de carteles Walter Capelli (EOL), Carolina Córdoba (EOL Sección Córdoba) y Adriana Fanjul (EOL Sección La Plata) nos deleitaron con escritos entusiastas y precisos en torno al sintagma “el tiempo del cartel”.
En primer término tomó la palabra Adriana, quién señaló que “la dimensión temporal, en sus diferentes versiones, atraviesa lo particular del cartel y de estas XXVIII Jornadas Nacionales”. Destacó la incidencia que la intervención del tiempo tiene en el dispositivo mismo del cartel, no solo el tiempo que va desde “su constitución hacia su disolución, sino fundamentalmente de ese tiempo pulsante, escandido, singular, sometido a la lógica del inconsciente”. Se sirvió de los tiempos lógicos presentados tempranamente por Lacan destacando que: “hay en el aserto del cartel –al igual que en la experiencia de los prisioneros-(…) cierta anticipación concluyente que no es sin la lógica colectiva. A su modo, en el cartel la diferencia de cada uno respecto de los otros y la modulación del tiempo posibilitará que cada cartelizante deduzca el color propio del saber que porta”. Por otra parte, sostuvo que las Jornadas “si bien se inscriben en la línea temporal del camino iniciado por la Escuela, valen por sí mismas como una suerte de escansión (…) en tanto permiten en el continuo temporal producir un corte. Una detención en la duración, un impasse y a la vez un recomienzo”. Nos recordó, a su vez, que en las Jornadas, “cada trabajo, uno a uno, pone a cielo abierto un recorrido que se consolida in situ, en la conversación con otros cartelizantes de todo el país, ampliando «el mapa libidinal de nuestra orientación»[1]”.
Por su parte, Carolina propuso un cubismo del cartel, es decir, señaló distintas perspectivas y aristas que éste supone. Pasó así por el tiempo y la topología, la función del Más-uno, el cartel en el Año Cero, siendo el vacío lo que operó como punto de almohadillado que trazó un hilo conductor entre ellos. “Si el cartel acontece, es porque el tiempo se aloja como elemento de lo real, con su espesura libidinal, el tiempo con su erótica. El cartel no es sin el tiempo” (…) y sin el saber, que solo si circula “preserva un vacío que va en contra del horror témpori[2] que es también el horror vacui tan propio de esta época”. Paradojas de la hipermodernidad en que “somos arrojados a la deriva maníaca en la aceleración de la vida” o a su contracara, la procastinación y el letargo melancólico, “maneras de evitar y diluir el tiempo de comprender”. Carolina afirmó que el Cartel aloja ese tiempo, donde “cada uno desde su rasgón imprime al Cartel su singular temporalidad. Rasgo, riesgo y trazo de vida para hacer un lazo con el otro que no sea en términos de sumisión”. Subrayó también el “trabajo de lectura que el Más- Uno propicia con la detención (…); interrogando cada enunciado para ir contra la doxa, los slogans del espíritu mayoritario, los prejuicios, las necrosis del lenguaje que pretenden taponar el agujero”.
Por último, Walter nos recordó que el cartel es una modalidad propuesta por J. Lacan en 1964, “para cumplir un trabajo que en el campo abierto por Freud restaure el filo cortante de su verdad”[3]. “¿Qué es lo que comprometió la verdad del psicoanálisis y desvió sus prácticas? (…) “entre otras cosas, fueron los efectos de masa que se producen en el modo de agrupamiento de los analistas”[4]. Lacan inventó entonces un dispositivo que “no desconoce ni las identificaciones, ni los liderazgos, ni los grupos, pero los pone a funcionar en una dinámica diferente”. Y en cuanto al tiempo Walter tomó otra arista: “Cada uno entra a un cartel con un rasgo propio, con un S1 puesto en valor como tal. Se entra al cartel sin programa, o ese programa se irá trazando de acuerdo a los obstáculos con los que se encuentra, a sus detenciones y al deseo que lo anima. Es decir que cada cartelizante podría situar en la lectura de los rasgos que fue eligiendo, en qué momento, en que tiempo se encontraba respecto de su práctica, de la teoría y de su trayecto singular como analizante”.Por otro lado, si los tiempos de la hipermodernidad son “los tiempos que hacen desaparecer lo único para reemplazarlo por lo típico, el envés que el discurso analítico ofrece como resistencia es el del calígrafo que hay en cada sujeto”[5], en palabras de Lacan. Finalmente, Walter señaló que sostener el espacio de Jornadas es “una forma de continuar el deseo de J. Lacan cuando enuncia que quiere una escuela crítica, sometida al debate y dispuesta a evaluar sus resultados.”
Tras estas lecturas, Alberto abrió la conversación con el recorte de un S1 de cada escrito: escansión, vacío fecundo, y filo cortante de la verdad, que dio pie a una cálida y apasionante conversación entre la mesa y la audiencia. Se intercambiaron resonancias de lo escuchado y de experiencias singulares de participación en carteles, en las que el no-saber, la incomodidad y exposición, el “rasgón” y el rasgo singular cobraron consistencia. Puedo decir sin dudas que, en el transcurso de la velada, el “tiempo del cartel” propició en acto un debate sin jerarquías, horizontal, abierto a las contingencias, donde la risa también se hizo presente y se respiró una bocanada de aire fresco.
Reseña: Lorena Parra.
NOTAS
- Millas, D.: “Editorial”, El cuaderno de navegación N° 13, junio de 2008, http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=el_cartel&SubSec=cuaderno&File=cuaderno/013/millas.html
- Miller J.-A.: La erótica del tiempo, Tres haches, Bs As, 2003, pág. 19
- Lacan, J. “Acto de Fundación” en El cartel en el Campo Freudiano, Eolia, Bs. As., 1991.
- Lacan, J. “Situación del Psicoanálisis y formación del psicoanalista en 1956”, en Escritos 1, Siglo XXI, Bs. As, 1992.
- Lacan, J.: El seminario, libro18, De un discurso que no fuera de semblante, Paidós, Bs. As., 2009.