Noche de biblioteca
Reseña Actividad 26 de Octubre de 2022 EOL Sección La Plata
– “Hacer hablar a los libros”: incidencias políticas de un instrumento
El miércoles 26 de octubre se llevó a cabo en la sede de la EOL-Sección la Plata, la Segunda noche de Biblioteca, bajo el título “La biblioteca, aún. Vigencia política”. Participaron Rosana Salvatori, Laura Arroyo, Sonia Beldarrain y la coordinación y comentarios estuvieron a cargo de Verónica Di Batista.
Los temas presentados se apoyaron, por un lado en lo presentado como saldo de la gestión saliente, y por otro en los debates actuales, siempre renovados, respecto de la función, alcance y política de una biblioteca de psicoanálisis.
Rosana Salvatori destacó que del argumento que elaboró la secretaria saliente, recortó la idea de: “poner al trabajo los principios políticos que fundan una biblioteca del campo freudiano con las coordenadas de la época que nos atraviesan”, y que pueden resumirse en las palabras de Judith Miller: “Una Biblioteca de la Orientación Lacaniana es una de las modalidades de trabajo en el Campo Freudiano. Lo que tiene al menos consecuencias”. Subrayó que esos principios políticos deben ser medidos por las consecuencias que generan.
Por otro lado, recordó la entrevista que en el momento de la fundación de la Sección le hicieran a E. Laurent para subrayar dos aspectos. Uno referido a las resonancias del discurso analítico en el campo de la cultura, y otro respecto de la Biblioteca como instrumento de la política, al subrayar que aquella no debe estar compuesta por libros mudos durmiendo en sus estantes, sino que su función es la de “hacerlos hablar”.
Laura Arroyosubrayó el “aún” como nombre propio de la falla y como lo que “todavía dura”. Se trata de la biblioteca aún en tanto que persiste e interroga si se sostiene como espacio político. Remite a un comentario de Adriana Testa (en “Pragmática de un deseo” en Lacan Hispáno”) en el que afirmaba que “El capital simbólico de cada biblioteca es el topos desde el cual actuamos. Y se preguntaba ¿Para qué fines usamos este instrumento?”.
¿Cómo se constituye ese instrumento? Planteó que Judith Miller señala que “El instrumento sería el resto de una programación que en cierto modo retoma el relevo de una laguna, de una falla inscripta en el programa de la especie humana, falta por otra parte que no consigue reducir”. (1) Así, este instrumento que es la biblioteca como un resto, tomaría el relevo de una falta irreductible, una biblioteca vacía como espacio para una operación política.
Finalmente hizo referencia a precursores-fundadores de bibliotecas de psicoanálisis, comenzando por Oscar Masotta en Barcelona y Germán García en Argentina.
Sonia Beldarráin planteo las siguientes preguntas: ¿Una biblioteca es sólo un reservorio de libros o puede ser otra cosa? ¿La sola presencia de libros determina la existencia de una biblioteca? ¿Acaso, no contamos cada uno de nosotros en nuestras casas con cantidades de libros de psicoanálisis? ¿Qué las diferenciaría con una biblioteca del Campo Freudiano si su contenido puede ser casi el mismo?
Destacó que Judith Miller dio las siguientes coordenadas: “La elucidación de la práctica analítica (…) pasa por una elaboración informada, no sólo de sus propios avatares, sino también de los de la época en que es requerido. Las bibliotecas son un instrumento indispensable para realizar este trabajo”.
En cuanto a la “intensión”, se preguntó: ¿cómo leer en psicoanálisis, cómo leernos? En cuanto a la “extensión”, sostuvo que debemos interrogarnos sobre si lo que hicimos hasta ahora tuvo incidencias en la ciudad, y si hubiera sido así, ¿cómo las podemos verificar?
– Conclusiones abiertas: ¿que resuene qué, y para qué?
En la animada conversación con el público, se retomó la idea de la biblioteca como instrumento de la extensión del psicoanálisis, como así también de su “intensión”. No solo se trata de una política de seducción sino también de una “intención hacia adentro” que despierte el apetito por saber sobre esos otros discursos, es decir, de alimentarnos de ellos y no solo de atraerlos.
En ese movimiento pendular del analista ciudadano, se tensa el debate respecto de lo que llamamos dialogo con otras disciplinas, para lo cual hay que estar a la altura “del horizonte de la época” para que no se transforme en dos monólogos cruzados.
Finalmente se subrayó que las incidencias de la “extensión” -constatadas unas veces, inciertas en otras oportunidades-, dependen también de la idea previa del psicoanálisis que merodea en cada lugar. Es su difusión la que genera la idea previa que funciona como caja de resonancia. De esa idea previa del psicoanálisis somos responsables, ya que lo que resuena lo hace en una caja de resonancia construida con antelación. Por lo tano, las incidencias, llevaran las marcas de esa difusión.
Mezclado entre varios de los interrogantes planteados, asomó la afirmación que en ese “hacer hablar a los libros”, se trata de la Biblioteca como instrumento de la política. Resta saber, cada vez, sus resonancias y consecuencias.
Marcelo Ale