Noche de biblioteca
Reseña Actividad 13 de Noviembre de 2019, EOL Sección La Plata
La última Noche de Biblioteca – a sala llena como lo fueron todas durante este año- abre con un corto de Nicola Constantino llamado Trailer (2010) [1]
Claudia Núñez coordinó la mesa, introdujo el tema en ocasión de los 100 años de la publicación del texto de Freud “Lo ominoso” (1919) y presentó cálidamente a los tres invitados.
Primero al invitado no-analista Pablo M. Samper, filósofo, magíster en “Estética del audiovisual”, también formado en psicoanálisis; luego a los invitados de la casa: María Adela Pérez Duhalde y Jorge Santopolo, Asociada de la EOL- Sección La Plata y Miembro de la EOL y de la AMP respectivamente.
Cada uno a su estilo, supo dar cuenta de su encuentro singular con el texto a la vez que coincidieron por distintas aristas en subrayar su rigurosidad y su espesor como texto de vanguardia[2], anticipatorio tanto de lo que siguió dentro de la obra freudiana como en la filosofía y el arte.
Lo unheimlich como “efecto estético”, siguiendo la pista freudiana, fue uno de los puntos-nudos en que los tres coincidieron.
Iluminaciones opacas
Samper partió de una intuición: “lo siniestro siempre estuvo ahí”.
Tomó apoyo en la célebre obra de Eugenio Trías: “Lo bello y lo siniestro” y su tesis “lo siniestro es condición y límite de la representación” como referencia indispensable para producir el efecto estético, para después tirando de ese hilo -pasando por Freud y Lacan- llegar a su primera iluminación opaca: “la extimidad es condición necesaria para lo siniestro”.
Luego la elección de la frase del filósofo Shelling mencionada por Freud para enmarcar la noche, le hizo un guiño sobre su lugar en la mesa. Así arriesgó una segunda iluminación opaca, la del lugar éxtimo o extranjero del filósofo en este mundo entre verdad y real, entre luces y sombras. De Platón a Heidegger -el último de los filósofos que intentó pensar la totalidad- y que habló de la “inhospitalidad” como ser-en-el mundo, como “no-en-su-casa” dando cuenta de ese lugar.
En su tercera iluminación opaca, nos propuso una relectura del aforismo lacaniano “el artista nos precede” o “nos lleva la delantera”. Por el contrario Samper propuso que la escritura de “Lo ominoso” de Freud prefigura las vanguardias artísticas del siglo XX. La pintura pre-figurativa, los ready-made de Duchamp, las performance, el cine de Buñuel,etc, no giran alrededor de lo bello como lo hacía el arte del siglo XIX, sino de lo siniestro.
“El arte, (…) parafraseando a Ricardo Piglia, se construye para hacer aparecer artificialmente algo que estaba oculto. Reproduce la búsqueda siempre renovada de una experiencia única que nos permita ver, bajo la superficie opaca de la vida, una verdad secreta.” Y agregó: “La visión instantánea que nos hace descubrir lo desconocido, no en una lejana tierra incógnita, sino en el corazón mismo de lo inmediato”, decía Rimbaud.”
Al final Pablo nos regaló el breve cuento de Augusto Monterroso: “Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí”
Y sin saberlo por la vía del sueño le dio el pie al siguiente trabajo.
El horror y la esfinge
María Adela abrió su partida con un epígrafe de Borges sobre la pesadilla: “no sentimos horror porque nos oprime una esfinge, soñamos una esfinge para explicar el horror que sentimos”.[3]
Con un estilo que da cuenta de su propio recorrido en distintos momentos sobre este texto freudiano y arriesgando algunas consideraciones sobre el momento y las razones de Freud para escribirlo, también se sirvió de los distintos trabajos de Escuela de la Sección durante este año[4]para darle una nueva vuelta
“Si definimos lo heimlich como lo doméstico, familiar e íntimo, es posible oponerlo a lo unheimlich, entendido como extraño. Sin embargo, siguiendo el recorrido freudiano se advierte que lo heimlich deviene unheimlich”. Para Freud se trata de algo familiar enajenado por la represión. Para Lacan que en el Seminario 10 dice que “el witz es al inconsciente lo que lo ominoso a la angustia”, ya no se trata de la angustia de castración sino del enigma del deseo del Otro.
Por la puerta del enigma y de algunos textos de C. Koretzky, entró de lleno al tema de la pesadilla y sus monstruos. El ser que pesa por su goce es también un ser que interroga. “En el enigma se presenta un significante en ruptura con la continuidad de la cadena significante… pura intencionalidad de significación, pero sin acceso al querer decir.”[5]
Luego iluminó algunas de estas cuestiones con el testimonio de Fernando Vitale [6] para terminar con la siguiente reflexión: “el testimonio advierte que lo ominoso no está en lo extranjero y nuevo que irrumpe, sino que lo que mortifica, es llenarlo siempre con la misma historia”, reencontrando el camino de Freud.
Así cerró su trabajo en una vuelta al comienzo: “soñamos una esfinge para explicar el horror que sentimos” dice Borges. A lo que María Adela agrega: “Frente a lo abrupto de la emergencia de un real se interpreta y de esta manera el ‘efecto estético’ queda relegado. Como enseña el testimonio de Vitale servirse de lo ominoso, es posible cuando se logra (…) detenerse en el efecto en el cuerpo que esa irrupción provoca, cuando es posible hacer lugar al fuera de sentido. Sería algo así como dejar de ponerle el monstruo a la pesadilla, para quedarse con la sutileza enigmática de ‘lo estético’, e inventar con eso cada vez.”
Y otra vez, ahora a partir de la introducción del tema del cuerpo en el asunto, sin saberlo se abre camino a la última intervención…
Unheimlich
Jorge Santopolo comenzó bien al ras del texto freudiano.
Primero puso la lupa en la rigurosa investigación lingüística de Freud del término unheimlich, poniendo de relieve la dimensión equívoca del mismo, por la cual paradójicamente da en el blanco. Blanco al que ninguna de sus traducciones (lo ominoso, o lo siniestro) acierta del todo.
Segundo, acentuó la particular dimensión temporal del fenómeno: “Si una cosa íntima es vivida como completamente otra, no es ningún ejemplo de unheimlich, y si es íntima y se reconoce como íntima, perfecto, no pasa nada. Tiene que ser: a la vez siento que es lo mas mío y a la vez siento que es lo más extraño. Las dos cosas”. De este modo releyó en categorías temporales, como la del “instante” o lo “simultáneo”, lo que Lacan expresó con la categoría espacial o topológica de “extimidad”.
Su esfuerzo es el de despejar lo específico del fenómeno de otros contiguos de la clínica de la angustia, para lo cual se sirvió de una viñeta y del cine. Con el Lacan del Seminario 10 retomó: “La clave es el instante en que el sujeto experimenta la reducción de su cuerpo o de una parte del cuerpo al estatuto de puro objeto para el Deseo del Otro, allí empieza el fenómeno del doble y la extrañeza es fugaz. Un instante más y estamos en la zona del inefable Che vuoi? y el enigma del deseo del Otro.”
Hacia el final prefirió la traducción francesa de unheimlich a partir de otra cita de Lacan del Seminario 23: “La ‘inquietante extrañeza’[7] depende indiscutiblemente de lo imaginario y la geometría específica y original de los nudos tiene por efecto exorcizarlo”[8][9]. Concluyó: “Esta referencia abre -me abre- toda una nueva serie de preguntas relativas a la relación del parlêtre con “su” cuerpo. La geometría del nudo exorciza lo unheimlich, ¿es lo unheimlich entonces el breve instante de vacilación respecto de que al cuerpo se lo tiene?, ¿es lo unheimlich una de las formas en las que el cuerpo levanta campamento?”
Las preguntas del público no se hicieron esperar: acerca de la dimensión del cuerpo en juego en el fenómeno unheimlich y su relación con lo que se llamó el “efecto estético”. También sobre su superposición o analogía con la noción de extimidad. Sobre la dimensión temporal en el arte, etc… Y a medida que el entusiasmo crecía y la noche avanzaba se volvió sobre el corto de Nicola Constantino y sobre el cine en general, Lynch, Polansky, Buñuel, etc.
Así, con entusiasmo y con gusto terminó lo que creímos iba a ser difícil transformar en una serie. Estas Noches de Biblioteca que comenzaron con un homenaje a Germán García llamado “El Witz en la ciudad analítica”, luego un homenaje a Borges: “Y si las pesadillas fueran grietas del infierno” y finalmente esta noche de homenaje a los 100 años del texto freudiano “Das Unheimliche”. Una serie de homenajes, una serie de nombres propios, una serie de términos freudianos orientados por el real de Lacan y por el amor a los textos.[10]
¡Gracias por acompañarnos durante este año!
Mónica Boada
NOTAS
- N. Constantino: https://youtu.be/qHciF3AZoS8
- V. Mozzi: “Lo ominoso, un texto de vanguardia” en El analista Freud de Tres Haches, 2019, p.144
- J.L.Borges: “Ragnarok”, en Obras Completas, Emecé Editores, Bs As, 1974
- La Nochede Biblioteca anterior sobre La pesadilla, y las Noches de Directorio y la conferencia de M. Tarrab del SCF sobre interpretación.
- C. Koretzky: “El monstruo, el doble y el objeto” en Mediodicho nº45, p.158
- F. Vitale: “De la pesadilla de la historia a los acontecimientos de cuerpo”
- G. García propone “inquietante familiaridad” en https://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-50002-2005-04-21.html?fbclid=IwAR27CaPSK_s-92zdeIYJjcA6mee5TwT2wHE7r3wQhlpkXzpPDdXFWKFbQV4
- J. Lacan: Cap. III Del nudo como soporte del sujeto, en El Seminario 23 El sinthome, Paidos. p.48
- La cita continúa: “El goce peniano surge con respecto a lo imaginario, es decir al goce del doble, de la imagen especular, del goce del cuerpo. Este constituye propiamente los diferentes objetos que ocupan las hiancias cuyo soporte imaginario es el cuerpo” p.55-6
- En este punto agradecemos la donación de una copia del texto “Los elixiris del diablo” de E.T.A Hoffmann por J. Santopolo a la Biblioteca de la Sección.